lunes, 4 de diciembre de 2017
Incredulidad y decepción ciudadana


El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos.
Epicteto

Por Federico PONCE ROJAS, para SudAméricaHoy

Cuantas voces escuchamos después del anacrónico destape de José Antonio Meade, arrogándose el “ya sabía…” “se los dije…” etc. La liturgia del destape era tan obvia que no dejaba lugar a dudas. Esta la liturgia anacrónica, lo único que hizo fue confirmar que el partido en el poder (PRI) se decidiría por la mejor carta. Lo que vino después de la renuncia, de su renuncia como Secretario de Hacienda y Crédito Público, fueron meros formulismos que a nadie sorprendieron.
Inmediatamente después de esta renuncia, Meade se reunió con los líderes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) encabezada por Carlos Aceves del Olmo y dijo que Meade Kuribreña es “el candidato de la esperanza”; después recibió el respaldo de la Confederación Nacional Campesina (CNC) del PRI acompañado de sus líderes históricos donde hizo un llamado a los agraristas a sembrar la semilla del desarrollo de la paz y el líder de la central campesina del PRI aseguró que los campesinos darán su respaldo a su “amigo” Meade; por último Arturo Zamora de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) aseguró que el ex secretario de Hacienda “escucha y abandera las causas populares de trabajadores, profesionales, movimientos, mujeres y jóvenes a los que representa la confederación”.
Por primera vez el PRI acepta el registro a una candidatura, en este caso, presidencial de un político no militante. Se busca el contrapeso para quienes pretendan alcanzar la primera magistratura a través del voto popular.
El cobijo del PRI continuará con la autorización para que se registre en el proceso interno de ese partido y obtenga la candidatura a la presidencia ya que, cumplió con todos los requisitos. Resulta por demás interesante ver por primera vez al institucional recibir a un no militante que podría considerarse como independiente, con una trayectoria administrativa de servicio a dos partidos en el poder (PAN, PRI) lo que ya de entrada se ha reflejado en un apoyo singular por parte de panistas y que en el momento de sufragar le sumarán votos.

La reacción de dirigentes políticos no se hizo esperar, AMLO (Andrés Manule López Obrador) con su ironía y sarcasmo tradicional expreso calificativos meramente subjetivos refiriéndose, “al regreso de dedazo en su máximo esplendor. El ritual del tapado nos retrasa 25 años en el tiempo. En pleno siglo 21 eso es una vergüenza”.
Margarita Zavala, más mesurada, también se refirió al dedazo como un hecho propio del viejo PRI.
Anaya del PAN, en sus desplantes triunfalistas quiso demostrar que la designación de Meade no era importante para el PAN a quien da por seguro triunfador en las próximas elecciones con o sin frente.

No podemos soslayar que los vicios en las recientes elecciones en el Estado de México y Coahuila fomentaron mayor incredulidad y desazón en la sociedad civil. En esta última, los intentos fallidos de Anaya por anular los comicios en Coahuila, al final fueron su gran derrota y, la postura de Lorenzo Córdova (Presidente del Consejo General del INE) apostándole a esa nulidad, generaron mayor desconfianza, la que al final fue resuelta por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Meade un hombre dedicado a las tareas públicas por más de 20 años se ha consolidado como un eficiente y eficaz operador de las finanzas públicas, de las relaciones internacionales y del quehacer administrativo que ha fortalecido la estructura macroeconómica de nuestro país.
El reto es enorme, la ausencia de posiciones de elección popular no será óbice para que en su caso, Meade entienda que las asignaturas pendientes son muchas pero que desgraciadamente desembocan mayormente en los cauces de la seguridad pública y nacional.
Meade precisa de operadores políticos de gran experiencia para enfrentar 18 años de campaña del único político que encabeza las preferencias según las encuestas de hoy. No es para menos, tantos años en campaña lo han formado como un político también a la vieja usanza. Me refiero a López Obrador, quien ha sabido aprovechar la ceguera del INE a las violaciones cometidas por MORENA, lo que hace suponer que el instituto está en contra del PRI. Sería terrible que en las próximas elecciones en julio del 2018 apareciera el fantasma de la anulación.
El frente, al parecer, se desmorona pero todavía no está claro quién va. Las disputas entre los contendientes y las distancias más que ideológicas se ensanchan a cada momento. PRD en su caso cobijaría a Mancera y supuestamente el PAN a Anaya.
Por otro lado, la aprobación muy dividida de la Ley de Seguridad Interior (proceso legislativo que también vuelve a dividir al PAN) fue turnada, con premura desafortunada, al Senado después de haber estado en la reserva de las prioridades legislativas por mucho tiempo. A saber qué resultará cuando la ley se apruebe por la cámara revisora.
En este escenario los grandes perdedores son los partidos pero, más allá de este enredo político, la sociedad civil que sigue padeciendo una infame violencia y un crecimiento galopante de la criminalidad. Lo dicho, Meade o quien gane las elecciones, tendrían el gran reto de vencer la “incredulidad ciudadana”, inseguridad, pobreza y liberar a la sociedad de corrupción impunidad y delincuencia. Son tareas ingentes que no caben en los discursos políticos y las ofertas de campaña, acciones contundentes, inmediatas e impostergables.