viernes, 10 de febrero de 2017
Más allá del muro

Por Cecilia PONCE RIVERA

Apenas comenzaba a sentirse un halo de dignidad entre los mexicanos, tras la acertada cancelación del presidente, Enrique Peña Nieto, de su visita a Washington, después de la jornada larga de sobresaltos producidos por el bien conocido uso impulsivo que de su cuenta de Twitter hace el presidente norteamericano, cuando al día siguiente, ya ambos presidentes se encontraban de vuelta al teléfono.

La llamada, que se produjo, en opinión de muchos con excesiva premura, fue orquestada entre las oficinas del canciller mexicano, Luis de Videgaray y el equipo de colaboradores cercanos del presidente Donald Trump, en un esfuerzo – según informes de la cancillería- por retomar lo más pronto posible una vía saludable de comunicación entre ambos gobiernos. Por lo menos de manera formal, ya que en términos prácticos, los diferentes miembros de la delegación mexicana continuaron, independientemente de la cancelación de la visita de Estado, cada uno con la ejecución de las agendas correspondientes, respecto de las cuales fueron entrevistados por diversos medios, tanto el canciller Luis Videgaray, como el Secretario de Economía, Idelfonso Guajardo.

Por el tipo de preguntas de las que fueron objeto ambos secretarios, a lo largo de la semana, es fácil adivinar que en México reina una atmósfera de nerviosismo e incertidumbre pero también de mucha desinformación: que si quién va a pagar el muro, que si quién se disculpó con quién, que si le pidieron disculpas a la delegación mexicana, que quién iría ganando el partido si esto fuera un partido de fútbol… La mayoría de las preguntas, superfluas y cortas en objetividad, modularon el tono de las respuestas del Secretario de Relaciones Exteriores que fue a su vez ambiguo y sin sustancia.

Señaló que México no va a pagar el muro, que es alentador ver el apoyo mediático que México ha recibido del extranjero, que se está auxiliando a los distintos consulados para que estos a su vez ofrezcan ayuda a los mexicanos susceptibles de deportación y finalmente, aclaró que el pacto de no hablar sobre el muro “es un pacto de caballeros” entre los dos presidentes.

Sin embargo, en lo relativo al contenido de los temas a tratar, sobre todo en materia migratoria –léanse derechos humanos, visas temporales de trabajo, cuestiones ambientales, seguridad social y educación de los migrantes y sus familias-, o sobre acciones concretas respecto a un plan de seguridad para el combate contra el crimen organizado en ambas fronteras, nada. Incluso, cuando se le cuestionó al respecto, prefirió omitir los nombres de las personas con las que se reunió en la Casa Blanca, haciendo hincapié en que quería “ser cuidadoso para no lastimar a las personas de buena fe” con las que se estaba trabajando. En contraste, cuando esta misma pregunta se le formuló en su momento al Secretario de Economía, Idelfonso Guajardo no solamente enunció a las personas con las que se reunió, sino que informó con toda naturalidad para qué lo hizo, al mismo tiempo que explicaba al público en general conceptos financieros de forma sencilla y comprensible.

También informó que su equipo está dado a la tarea de buscar caminos alternativos que le permitan diversificar y abrir puentes comerciales con otros países o bloques. Específicamente, indicó que actualmente se lleva a cabo una meticulosa actualización del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea y que tiene orden de los Pinos para que los llamados Public Private Partnerships (PPP, en México conocidos como asociaciones público privadas) eleven acuerdos bilaterales, cuando estos aún no existan, con diversos países de Asia (cuestión que jurídicamente no queda muy clara). En esa línea se enmarca el deseo de fortalecer la alianza con Argentina y Brasil respecto a la apertura de mercados para granos, producto avícolas y agropecuarios, propuesta que, dijo, levantó más de una ceja en Washington.

Finalmente resaltó la importancia comercial que representa el Tratado de Libre Comercio del Norte (TLC) para México y subrayó su voluntad para llevar a cabo negociaciones que le permitan al país seguir avanzando en una relación bilateral-valuada en $520,000 mil millones de dólares (Financial Times del 31.01.2017)- de mutuo respeto.

La opacidad y el secretismo ejercido por la actual Cancillería, además de ser pernicioso y antidemocrático, denota la ausencia de sentido de responsabilidad social y político frente a la población en general y en específico, respecto a grupos directamente afectados por la crisis diplomática con los EE.UU, como lo son los millones de migrantes, sus familias y sus comunidades. Es obligación tanto del Secretario de Relaciones Exteriores, como del vocero de Gobierno de la República, Eduardo Sánchez Hernández, informar con toda claridad y transparencia sobre temas de fondo; la situación de incertidumbre en la que se haya sumergido el país, lo ha hecho imperativo.