viernes, 27 de enero de 2017
México cierra filas contra los ataques de Trump

Por Federico PONCE ROJAS

(Vicepresidente de la Academia Mexicana de Derecho Internacional)

@fpr_enlinea

El primer acercamiento entre los presidentes Peña Nieto y Trump se vislumbraba en un clima de incertidumbre, escepticismo y amagos.

El presidente de México llegaría avituallado, según informó, con un programa debidamente estructurado en diez puntos fundamentales y con la mira firme en defender nuestra soberanía (tema siempre presente, vulnerado en más de una vez a lo largo de nuestra historia con EE.UU.) con dignidad y sin sumisión.

Diálogo y negociación son las armas de México ante la diatriba y agravio a nuestro país, frente al presidente Trump quien no encuentra acomodo en su nuevo ejercicio y se resiste a abandonar las letanías de su campaña. Quizás sea su modo de buscar legitimidad en sus 304 votos electorales, tres millones del voto popular a favor de Clinton. Esa realidad le incomodan permanentemente. Así lo expresó en su primera visita al Congreso donde anunció que firmará “una orden ejecutiva» para iniciar una investigación del proceso de votación. Según afirma, hubo manipulación del voto aunque el mismísimo líder republicano, Paul Ryan, presidente de la Cámara de representantes, reitero que no hay “evidencia alguna” de fraude electoral.

Las amenazas, de suyas graves del candidato Trump, lo son ahora más al ser cumplidas tras su investidura. Entre otras, a la industria automotriz, actos de autoridad que cobran sus primeros efectos: GM, Ford y Fiat Chrysler, después de reunirse con el presidente norteamericano, ceden y prometen importantes inversiones en ese país para la rama automotriz.  «Quiero que se construyan plantas nuevas para automóviles vendidos aquí» proclamó Trump antes de prometer reducir impuestos y normas medioambientales para facilitar las iniciativas.

¿Cómo responderá California, pionero de la lucha contra la contaminación vehicular? Tiene ordenamientos estrictos en la materia y la meta cero emisiones a partir del 2018. Se trata de un Estado de la unión que, por cierto, ha iniciado procedimiento para constituirse en nación independiente. El grupo separatista pretende recabar 600 mil firmas para efectuar un plebiscito en 2019.

Por separado, Toyota declaró que invertirá 600 millones de dólares en una planta de Indiana y la creación de 400 nuevos empleos. Sin embargo, asegura que no afectará sus unidades operativas en México y Canadá.

El presidente de los EE.UU. tiene un gran poder para reglamentar las leyes que emanan del Congreso, los decretos u órdenes ejecutivas son muchas y Trump ha empezado a echar mano de todas arrojando por tierra el trabajo de años de sus antecesores y confrontándose en el exterior y en el interior como en el caso de las amenazas que ha vertido sobre ciudades como Chicago y Los Ángeles. La división pareciera ser la divisa diaria del magnate.  

Si bien es cierto que el TPP estaba sometido a discusión en la Cámara de Senadores para su aprobación o rechazo como lo ordena la Constitución de Norteamérica, también lo es que la orden ejecutiva acabó con toda posibilidad de hacerlo viable y mandó una fuerte señal de lo que viene. En nuestro caso, la negociación del TLC, que ciertamente necesita actualizarse y adaptarse a los vertiginosos cambios de la economía mundial.

El poder presidencial es, quizá, de los mayores en el mundo. Esta facultad «reglamentaria», la de veto o convocar al Congreso para sesiones extraordinarias (con el fin de tomar decisiones sobre problemas de interés nacional y «concertar convenios ejecutivos» con gobiernos extranjeros), son condiciones que subrayan este poder.

En el caso de regulaciones al comercio con naciones extranjeras, impuestos, contribuciones, derechos y consumos, el artículo primero secciones 7 y 8 de la «Constitución de Los Estados Unidos de América», reserva esta facultad al Congreso. Pero siendo éste de mayoría republicana, el poder presidencial pareciera no tener contrapeso.

A la fecha Trump ha firmado «órdenes ejecutivas» para reiniciar la construcción de los conductos DAPL y Keystone, revocación del TPP, renegociación del TLC, rechazó y sustitución del plan de salud Obama y, entre otros polémicos, cambio de la Embajada norteamericana en Israel a Jerusalén.

Los días 25 y 26 pasados, los secretarios de Exteriores, Luis Videgaray y de Economía Ildefonso Guajardo, se reunieron con funcionarios y empresarios de EE.UU. en Washington D.C., para fijar agenda sobre la reunión presidencial, al tiempo que Trump «firmabdecretos ejecutivos» para la construcción del muro fronterizo con México y nuevas políticas migratorias ordenando a todas las dependencias gubernamentales que manejan fondos de ayuda a nuestro país, un informe detallado y periódico de los últimos cinco años.

Unas horas después de firmadas estas órdenes ejecutivas, el presidente Peña Nieto dio un mensaje a los mexicanos en el que lamenta y reprueba la construcción del muro y ordena que los 50 consulados mexicanos en EE.UU. se convierten en «auténticas defensorías de los derechos de los migrantes«.  Reiteró que México no pagará ningún muro para posteriormente cancelar su viaje a la capital norteamericana, decisión apoyada por todos los sectores del país.

El taimado de Trump le dio un «albazo» a Peña Nieto anunciando lo mismo. Posteriormente hablaron más de una hora por teléfono y al momento existe una especie de tregua y la idea de una reprogramación del encuentro personal.

El mundo, con motivos sobrados, está hoy preocupado y desconcertado en espera de mayores desaciertos del magnate.