domingo, 28 de febrero de 2021
«Pica en Flandes», por Alfredo BEHRENS

Por Alfredo BEHRENS, para SudAméricaHoy

Todos tenían clarito quien mandaba cuando la Unión Soviética era el enemigo común. Era externo y estaba bien definido. Entonces, pocos aventureros se salían del tiesto y cuando se salían, palos, como a los irlandeses o a los vascos. Algunos, como los mexicanos, se las daban de tener una política exterior independiente. Los más sabían cómo comportarse; desde el pequeño Uruguay que acogió la reunión que expulsó a Cuba de la OEA, hasta la mayor España, que sigue pidiendo que le descontaminen el territorio donde cayeron bombas nucleares norte americanas.

Esa fue la época áurea de Bretton Woods, que dió lugar a siglas tan conocidas como el FMI, el BIRD, o el GATT. También prosperaron la OTAN y la Comunidad Europea. Sin embargo, cuando la Rusia de Putin ya no puede sino dar zarpazos sobre Crimea, Europa sufre la amenaza del desmembramiento. Boris se fue con el Reino Unido bajo el brazo, Escocia se quiere separar del Reino Unido, Cataluña de España. También hay gestos menores, Tejas se separó de la red eléctrica federal de los EUA para temblar de frío, y por ahí van las cosas.

Parece haber por ahí mucha gente que cree que les irá mejor solos. Pero creo que rápidamente despertarían del mareo si le echasen una mirada a iberoamérica. Al separarse de Iberia todos allí salieron chochos a encomendar banderas, himnos y monedas. Pero a juzgar por los resultados pareciera que no valió mucho la pena. Algunos aún hoy esbozan argumentos fáciles como que nos iría mejor si hubiéramos sido colonizados por los holandeses o los ingleses. Pero no veo mucha gente emigrando hacia Surinam o la Guyana.

En tiempos de pandemia el enemigo es menos obvio que la Unión Soviética de antes, y está entre nosotros. Siempre fue fácil culpar al otro, pero pareciera que el problema ahora es mayor porque se debe la propia baja estatura de líderes que quieren separarse porque no podrían influir sobre algo verdaderamente grande.  Boris que lo diga.

Por eso temo por Cataluña, que se acerca al desfiladero. Cuna de tanta cosa buena, en poco más de un siglo de vida independiente Cataluña podría convertirse e un país mucho menos significativo, para mal de todos nosotros.

Para compensar la baja estatura de líderes circunstanciales creo que vuelcos tan importantes como un desmembramiento nacional no deberían ser decididos tan solo por un único referéndum. Tendría que haber una serie de ellos, tal vez tres, uno a cada por lo menos cinco años. Si se confirmase la voluntad de la separación después de una gesta cívica de esas, entonces sí podría decirse que la decisión de separarse no sería como volver a poner una pica en Flandes.