lunes, 25 de octubre de 2021
Saludo discreto en Roma al cine latinoamericano, por Ernesto PÉREZ

Por Ernesto PÉREZ, para SudAméeicaHoy

América Latina se ha presentado discreta pero dignamente en la 16o. Fiesta del Cine de Roma que se acaba de celebrar en la capital italiana
en medio de no muy severas medidas de seguridad sanitaria anti-Covid 19 pero de manera presencial con barbijo, certificado de vacunación obligatorio, sin distanciamiento de asientos pero con obligación de respetar la ubicación asignada.
  Pero de las 66 películas de 23 países programadas en el festival solo
tres provenían del subcontinente: la coproducción mexicano-brasileña
“Noche de fuego” de Tatiana Huezo
, la propiamente azteca “Mi novia es la revolución” de Marcelino Islas Hernández y la dominicana “Una película sobre parejas” de la dupla formada por Natalia Cabral y Oriol Estrada.  
  Premiada en varios festivales importantes a partir de la mención especial
del jurado de la sección paralela oficial del festival de Cannes, “Una
cierta mirada”, en julio pasado y siguiendo por los de San Sebastián
(premio sección Horizontes y el de Otra Mirada de parte de la televisión
española) y Pingyao (premio Roberto Rossellini), “Noche de fuego” cuenta
la atribulada vida de un pueblito de montaña cerca de Jalisco, atrapado por el fuego cruzado del ejército y los narcos.

  Inspirada en la novela de la escritora norteamericana Jennifer Clement, que vivió gran parte de su vida en México, “Prayers for the Stolen”
(Plegarias para los desposeídos) que es el título internacional de la
película, cuenta la historia de Ana, obligada como todas las niñas del
pueblo a vestirse y a cortarse el pelo como varón, para evitar ser
secuestradas por los narcos y usadas como esclavas sexuales.

   El film sigue los juegos inocentes de estas chiquilinas que a escondidas
se pintan las uñas o los labios, única prueba de una feminilidad oculta, se
reúnen en las casas abandonadas por sus moradores, cansados de soportar las tropelías de ambos lados del conflicto, y experimentan las primeras emociones sexuales, aún antes de transformarse físicamente en mujeres.
  En este pueblo sin varones, que partieron para trabajar lejos o para evitar
el reclutamiento del ejército o de los narcos, las mujeres se las arreglan
haciendo humildes trabajos, cuidando la huerta o, mejor aún, trabajando en
los campos de amapolas, única ocupación que las salva de la furia vengadora de los narcos cuando aquellas logran ocultarles a sus hijas.
   Finalmente, tras la última redada de los traficantes, el pueblo entero,
tras quemar todas sus pertenencias, se decide a partir hacia la ciudad en un
futuro que esperan será menos sombrío. 


   Ana Cristina Ordóñez González y Marya Membreño encarnan coin gran
sinceridad a Ana de niña y   de adolescente.
  Tatiana Huezo proviene del documental, lo que se le nota por su cuidado del detalle, la autenticidad de las situaciones y el esmero en eliminar toda nota superflua sin por ello dejar de lado la dramaturgia del film. 
  “Una película sobre parejas” es una deliciosa comedia autoirónica
sobre una pareja de cineastas, ella dominicana, él español, con una hija de pocos meses, que tras el fracaso de público de su último proyecto de autor se inventa un film encuesta sobre la persistencia del amor entre hombres y mujeres, esperando ese éxito comercial que hasta ahora los eludió
.
  Repleta de humorísticas reflexiones sobre dos enamorados del cine que no
logran imitar en la pantalla la calidad de los cineastas que admiran, el film
es el producto más acabado de esta pareja de documentalistas y
cortometrajistas, autores completos, ya que además de directores son también productores, guionistas, montadores, sonidistas e intérpretes.
   Como inevitable coronario de este proyecto, destinado a registrar la
consistencia de los amores conyugales, la pareja de cineastas pondrán en tela de juicio su propia relación.   
  Cabral y Estrada se conocieron cuando estudiaban cine en la escuela de San Antonio de los Baños, Cuba, y en quince años de colaboración produjeron cortos, documentales y películas de ficción, de las cuales este es el tercer largometraje. 
    Menor interés tuvo “Mi novia es la revolución”, intento de
describir el mundo de una adolescente en el momento en el que está por
descubrir las primeras emociones sexuales. 
   Sofía es un espíritu potencialmente rebelde, que vive con su madre,
recientemente separada, y su hermana menor en la nueva casa que les ha
comprado su padre. El primer atisbo de rebelión es la de no querer celebrar
la quinceañera, la tradicional fiesta de los quince años de las adolescentes
latinoamericanas.
  Pero lo que la convencerá de acentuar su espíritu de rebeldía será su
encuentro providencial con Eva, una muchacha un poco más grande que ella, que le hará descubrir un mundo hecho de violaciones a las reglas sociales (estamos en el México de 1994 cuando Ernesto Zedillo está por ser proclamado último presidente salido del PRI y símbolo de un país a punto de dar un vuelco total a su historia institucional), consumo de droga, sexo libre y actos gratuitos como entrar en casas y robar y destruir por el simple gusto de hacerlo.
  Marcelino Islas Hernández es autor completo de sus cuatro largometrajes ya que además de director, productor, guionista y montador (además de actor ocasional) pero esto no ha bastado para mejorar su nueva película, agobiada por una pobre dirección de actores, diálogos banales y acciones
inconsistentes.

 Pero uno de los momentos más importantes de la Fiesta del Cine de Roma fue el encuentro con público y periodistas del cineasta mexicano Alfonso Cuarón quien habló no de su obra, que ha sido galardonada con cinco premios Oscar y tres Globos de oro de la prensa extranjera en Hollywood más una infinidad de premios más, sino de su amor por el cine italiano y la importancia que este tuvo en su vida y en su obra.
  “Fue ‘Ladrones de bicicletas’ de Vittorio De Sica lo que incitó mi
curiosidad hacia otro tipo de cine que no era el de mi infancia y adolescencia ,marcadas por la industria norteamericana” puntualizó el director.
  “Por ejemplo, ‘Padre padrone’ de los hermanos Paolo y Vittorio
Taviani
para mí es un misterio: además de una humanidad profunda posee
también un enfoque mítico y una disciplina marxista desprovista de toda
retórica” continuó.
   El director de “Roma”, León de Oro del Festival de Venecia y Oscar al
mejor director por “Gravity” ejemplifica con “I nuovi mostri”, que a
su vez fuera candidata al Oscar al mejor film extranjero en 1979, su amor por la comedia a la italiana: “ese film dirigido por los tres más grandes
maestros del género, Mario Monicelli, Dino Risi y Ettore Scola, es un
verdadero fresco social donde se mezclan la melancolía de la vida y una
crítica fortísima al temperamento y sobre todo los defectos italianos con un
reparto único al mondo de actores como Alberto Sordi, Vittorio Gassman, Ugo Tognazzi y Ornella Muti”.
   De Monicelli, Cuarón recuerda también “I compagni”, “un film muy
diferente al resto de su obra con un Marcello Mastroianni también en un papel diametralmente opuesto a los que habitualmente interpretaba”. 
  Y agrega con respecto a este último: “es uno de mis actores favoritos
sino el más preferido de todos porque en él todo parece fácil, te lo crees
amigo y aún haciendo papeles odiosos el público no lo juzga”.
   Cuarón cita también “C’eravamo tanto amati” di Scola
considerándolo un film donde se celebra el paso del tiempo y los cambios que ello produce en las personas y no puede dejar de celebrar el genio de Federico Fellini, capaz de pasar del neorrealismo al “fellinismo”, y lo considera piedra fundamental no solo del cine moderno sino también de toda la historia del cine.
   Cuarón rinde homenaje también a Marco Ferreri, “el director más
subversivo de la historia del cine que ofrece siempre un diagnóstico preciso
de la sociedad y sobre todo de los personajes masculinos. 
‘Dillinger è morto”, por ejemplo, es una película sobre la muerte pero
casi totalmente silencioso y en ella demuestra que es un director capaz de
permitirse cualquier cosa”.
   El cineasta mexicano cita también clásicos como “Salvatore Giuliano”
de Francesco Rosi pero también pasa revista a cineastas más contemporáneos como Valeria Golino, Alice Rohrwacher y Emanuele Crialese.