lunes, 10 de octubre de 2016
Sin límites


Federico

Por Federico PONCE ROJAS

@fpr_enlinea Vicepresidente de la Academia Mexicana de Derecho Internacional.

La legitimidad en el uso de la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas de México, se enmarca en un comportamiento profesional y ético, de un indiscutible juicio moral, con la meta de cumplir y hacer cumplir la ley, la disciplina como columna vertebral de los códigos que rigen su actuar, emanados de la Constitución misma, en los cauces de la lealtad y el honor.

El reciente ataque a soldados de la Republica, cinco en Sinaloa y uno más en Guanajuato, exige más allá del sentido pésame a familiares, amigos y a toda la nación, portaron con honor el uniforme y cumplieron el sueño de servir a la patria.

Una profunda reflexión sobre las circunstancias en las que defienden la seguridad nacional, entendida esta desde la globalización; fronteras que ahora cobran una concepción geopolítica y geoeconómica más profunda, con características a flexibilizarse en algunos casos o a radicalizarse e incluso militarizarse en otros.

Los antagonismos externos, cada vez más recurrentes, políticas xenófobas y de expulsión en zonas de guerra o depauperadas que usan el territorio nacional como ruta de escape o tránsito y que son victimizadas o utilizadas por el crimen organizado y el narcotráfico, fenómenos criminales estructurados internacionalmente de manera corporativa, con enorme capacidad económica, un mercado sin control, ilegal y en aumento de armas de las más letales.

La seguridad pública tiende a redefinirse, el servicio público por excelencia, obligación del gobierno del estado para dar armonía, tranquilidad y paz a la sociedad, como demanda permanente en el desarrollo democrático del país, ha sido rebasada, superada en un reto en el que las mejores prácticas policiales no ven la luz, antagonismo interno que sitúa en riesgo al país, violencia que impone su propia dinámica, sacrificando la vida de gente inocente, despreció por las personas y la ley, envueltos en una perversión sociosicopatica y otros muchos aspectos que sería largo enumerar, le han impuesto a las Fuerzas Armadas una tarea de la mayor importancia: «la defensa del estado mexicano» con la preeminencia de los derechos humanos.

Los soldados de mar, tierra y aire mexicanos, están sujetos a un marco jurídico interno rígido, distinto en lo administrativo, laboral y penal a los regímenes legales que atañen a la función policial y al resto de la población civil.

En esta tarea prioritaria, el uso legítimo de la fuerza, está igualmente bajo el escrutinio de disposiciones internacionales que vinculan al Estado Mexicano.

La indignación por estas muertes, no se hizo esperar, la sociedad entera reprochó el artero hecho, las redes sociales se colmaron de estos reclamos. No hay reglas, no hay límites, en este destructivo mal hacer, en esta siembra de terror que busca desestabilizar no al gobierno, si a la sociedad entera. El país cuenta con sus Fuerzas Armadas como línea de contención para salvaguardar la hegemonía del derecho en el estado mexicano, no olvidemos que al sufrir el brutal ataque, los soldados protegían a un sicario herido, custodiando la ambulancia que lo llevaría a tiempo a un hospital, eso es lo que sabe hacer el ejército, proteger la vida de cualquier ser humano, sea en la noble tarea del plan DN-III, sea en la lucha desigual contra el crimen coadyuvando con autoridades civiles rebasadas, cumple su misión.

Las Fuerzas Armadas han sido cautas en el uso de su capacidad de fuego (el principio de racionalidad) ante el respeto que merece la sociedad.

Al reconocimiento del pueblo mexicano hay que sumar el esfuerzo de la sociedad y gobierno para alcanzar un marco jurídico adecuado, congruente y justo con los tiempos que vivimos, es necesario que se les asigne también un presupuesto digno y decoroso para que continúen sus tareas como el Plan DN-III que cumple 50 años sirviendo a la sociedad civil en casos de desastres naturales, el alto nivel en los sistemas de la educación militar y de otras muchas labores de carácter humanitario y social, incluso como en las que hoy se capacitan 500 militares para coadyuvar con la PROFEPA en el combate de delitos forestales (es innegable que el cambio climático, la escasez de agua y el agotamiento de los recursos naturales son peligros que enfrenta la seguridad de la nación mexicana) hacen imprescindible este esfuerzo.

APOSTILLA.- Palabras del Gral. Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda: El ataque no nos hará bajar la guardia ni nos va a amedrentar, al contrario, se continuará con paso firme y decidido contribuyendo a la seguridad.

“Que las organizaciones criminales sepan que no descansaremos hasta que sean juzgados por sus delitos. Sepan que vamos con todo, con la ley en la mano y la fuerza que sea necesaria, nadie por encima de la ley, que la fuerza que apliquen tendrá la respuesta que corresponda por parte de la autoridad”.