domingo, 28 de octubre de 2018
“Titixe”, de Tania Hernández Velasco y el olvido del campo mexicano

Por Ernesto PÉREZ, paraSudAméricaHoy

Un bello y poético documental mexicano cerró con un
broche de oro el cuarteto de ofertas de la cinematografía del país azteca en
esta 13a. Fiesta del Cine de Roma.
“Titixe” de Tania Hernández Velasco es a la vez un canto de amor a la naturaleza y al trabajo en el campo y al mismo tiempo un homenaje a su abuelo, que fue toda su vida un campesino y murió con el dolor que ninguno de sus descendientes hubiese seguido sus pasos, prefiriendo emigrar a los centros
urbanos.
Filmado en un pueblito perdido de Puebla, donde tenía su campo el abuelo
de la cineasta, el documental muestra el paso de las estaciones, desde la
siembra hasta la cosecha de frijoles y la quema, en el último intento de su
hija y de su nieta para reanudar la tradición campesina y evitar que la
abuela vendiese el predio.
Hernández Velasco es autora completa de su primer largometraje, después
de tres cortos documentales realizados entre 2013 y 2015, ya que es
productora, directora, guionista, directora de la fotografía, camarógrafa y
responsable del montaje de su film, además de haber colaborado en la siembra y la cosecha del campo.
Pero lo que hace la diferencia de este con otros documentales es la mirada
lírica de la cámara de Hernández Velasco, que se detiene en la
contemplación de las flores, de un árbol muerto, de los atardeceres y los
amaneceres acompañada por la música de Jorge Bolado, que se une a la
melancolía de una tradición perdida del México actual, en la que la tierra
atendía a las necesidades de sus habitantes.
“Se trata de un proyecto mío puramente personal y también familiar
porque responde a un deseo incumplido de mi abuelo que hubiese querido ver que sus hijos y sus nietos continuasen su actividad de campesino”, declara en conferencia de prensa la directora, que estaba acompañada por su madre (y
principal sembradora), Yolanda Velasco, protagonista del film.
“Yo le había prometido a mi abuelo que iba a volver para que me
enseñara los secretos de la siembra y la cosecha y hacer una película con
él pero llegué demasiado tarde, cuando ya se había muerto en 2014”
lamenta la joven documentalista.
“Sé que los 62 minutos que dura el film es un formato complicado, no es
ni un corto ni un largo pero es lo que debería durar, no existe ni una
versión más larga ni una más corta”, informa.
“La verdad es que a medida que filmábamos me iba dando cuenta de lo que
iba a ser el film – agrega – pero esta es una historia íntima y a la vez
universal que precisa la ayuda de muchos festivales para darse a conocer y
para mí es un honor y un placer haber reservado su estreno mundial a esta
Fiesta del Cine de Roma”.
“Yo espero que este film encuentre su público, más que entre los
centros urbanos, en los pueblos y las localidades que viven del campo y que
podrán ver en la pantalla parte de sus vidas” señala la directora.
“La generación de mi madre es la que optó por vivir en las ciudades
pero en la mía ya hay muchos que se dedican con pasión a la agricultura,
incluso para escapar al desempleo y al narcotráfico que son lamentablemente
las casi únicas dos alternativas que se abren para los jóvenes en mi
país”, concluyó la joven cineasta.