sábado, 7 de diciembre de 2013
«El valor de la verdad», miserias propias y ajenas en Perú

Hugo CoyaPor Hugo COYA, para SudAméricaHoy (SAH)

Quien llegase de viaje al Perú, el sábado 30 de noviembre por la noche, se habrá llevado una sorpresa. Algunas de las usualmente transitadas calles de Lima y de las principales ciudades del país estaban casi desiertas, los comensales de varios restaurantes ponían más atención a las pantallas del televisor cercano que al plato de comida que estaban consumiendo. Muchas personas, simplemente, se quedaron en sus casas.

La situación podría parecer inverosímil o incluso absurda, tratándose de un país cuyo crecimiento económico sostenido ha desatado una fiebre de consumo, atiborrando restaurantes, cines, casinos, discotecas y cualquier lugar donde entretenerse a cualquier día y hora de la semana y, sobretodo, un sábado por la noche.

La culpa de ese extraño comportamiento se llama “El Valor de la Verdad”, un programa de televisión donde algunas personas conocidas – u otras que viven de la «fama» que les reporta sus vínculos con alguna celebridad – revelan sus miserias o las ajenas, a cambio de una jugosa suma de dinero. Esto, teniendo como telón de fondo la dudosa conformidad otorgada por un detector de mentiras.

El último sábado, la modelo Tilsa Lozano, que ostenta varios títulos, entre ellos “Miss Hawaiian Tropic Perú 2006” “Miss Colita Internacional 2008” y “Miss Playboy TV 2008”, respondió a un cuestionario de 11 preguntas que tuvo un solo tema: la relación extramatrimonial que mantuvo con el  futbolista de la selección peruana y del Fiorentina de Italia, Juan Manuel ´El loco´ Vargas.

¿Vivías con Juan Manuel Vargas cuando él venía de vacaciones a Lima?, ¿Rechazaste el departamento que el «Loco» te quiso comprar? ¿Soportaste los ataques de la prensa para cuidar la imagen del «Loco»?  ¿Organizó Vargas un evento en Italia como pretexto para conocerte?, ¿Le dijo Juan a la prensa que estaba separado solo porque tú se lo pediste?,  ¿Te enamoraste de la sonrisa de Juan Manuel?, ¿Visitó Vargas a tu padre en Argentina en el último partido de la selección?, ¿Viajaste a Italia más de 15 veces para ver a Juan?, ¿Viviste un año con «Loco» Vargas en Italia?, ¿Lo hubieras dejado todo por el amor de Vargas? y ¿Tilsa, terminaste por primera vez con Juan por enterarte de un secreto suyo en televisión? formaron el menú inquisidor del programa.

La emisión del programa de televisión – condimentada con algunas lágrimas entre pregunta y pregunta de su protagonista — alcanzó cifras de audiencia desconocidas desde hace muchos años en el Perú. Obtuvo nada menos que un rating promedio total de 34,9 puntos, casi cuatro veces más que el segundo programa más visto en ese horario.

Uno de los hechos más destacado de la extraordinaria acogida fue la audiencia que obtuvo entre las personas con mayor poder adquisitivo, el segmento A/B, donde consiguió hasta 51 puntos. Se trata del sector poblacional que, supuestamente, posee mayor acceso a una educación de calidad, pero que – a decir de las cifras medidas por Ibope -también está más propenso a consumir este tipo de escándalo.

El éxito de este programa forma parte de esa corriente cada vez más extendida alrededor del mundo por conocer la intimidad de las llamadas “celebridades instantáneas” – aquellas personas que aparecen profusamente en los medios de un momento a otro y cuyos éxitos o fracasos no aportan nada a la vida diaria de los ciudadanos comunes.

Quizás ese sea su mayor atractivo al confirmar a las personas de a pie que, si uno se queja de su vida rutinaria, existe alguien que, simplemente, está peor. La constatación que la fama ni el dinero garantizan o, por el contrario, pueden ser un bumerang: Mal de pocos, consuelo de muchos.

De esta manera, la audiencia puede sentirse recompensada, creyendo que cada uno es mejor ser humano que estas personas, aunque al consumir su miseria se convierta también en parte de ella.