miércoles, 23 de agosto de 2017
Lima, el milagro de la ruta del agua

Represa de Marcapomacocha

Lima. Por Juanjo FERNÁNDEZ  (texto y fotos)

Lima es la segunda ciudad más grande del mundo tras El Cairo construida en un desierto. Abastecer de agua a su población de casi 10 millones de habitantes es producto de las obras de construcción de represas, almacenamiento, canalización y tratamiento que comienzan en los Andes, pero aún hay una parte de la población a la que no se llega con el servicio de agua y saneamiento.

Seis meses después de los fuertes huaicos, lluvias torrenciales y desbordamiento de los ríos, que afectaron a amplias zonas del norte de Perú y tuvieron entre sus consecuencias la falta de agua en Lima y El Callao durante cuatro días, la empresa estatal responsable del abastecimiento, SEDAPAL, ha querido compartir con la prensa las claves de su plan maestro con miras al año 2045. Para ello su presidente, Rudecindo Vega, ha acompañado a un grupo de periodistas a visitar las cumbres andinas de donde procede la mayor parte del agua que se consume en la capital.

A 187 kilómetros de la capital peruana, entre los departamentos de Lima y Junín, comienza la ruta del agua que permite la vida de sus más de 9 millones de habitantes. Ambos departamentos se encuentran separados por la divisoria continental, es decir, la cresta de los Andes que separa las aguas de lluvia que bajan a la cuenca del Pacífico y las que lo hacen a la del Atlántico. En esta cota, a más de 4.600 metros sobre el nivel del mar, se encuentran las presas de Antacoto y Marcapomacocha, inauguradas en 1999, que almacenan 122 millones de metros cúbicos que son enviados a los hogares limeños a través de un túnel de 43 kilómetros que atraviesa la cordillera andina. Para reforzar este abastecimiento está proyectada para 2021 la construcción de la presa de Jacaybamba a 4.200 msnm, y con ella regularizar las aguas de varias pequeñas lagunas cercanas que presentan las características adecuadas para ser represadas y sumar sus aguas a las reservas ya existentes. En una segunda etapa se espera almacenar las aguas pluviales que se filtran en las formaciones calizas y compensar así la desaparición de las aguas procedentes de los glaciares, cuyo 57% de cobertura ha desaparecido debido al calentamiento global.

Maqueta de la Planta de Tratamiento de las Aguas del Río Rimac de la Atarjea

Estos proyectos de ingeniería hidráulica se sumarán a otros como la derivación del río Cañete o la construcción de una planta desalinizadora para convertir el actual déficit de 4,5 metros cúbicos de agua por segundo en un superávit de 5m³/s en el año 2025. En la actualidad SEDAPAL (Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima) entrega al consumo 23 m³/s mientras la demanda es de 27 m³/s. Una diferencia que afecta a un 8% de la población sin servicio de agua, el equivalente a casi 900.000 limeños, vecinos en su mayoría de asentamientos informales  establecidos en las áreas periurbanas. La empresa estatal ya está tratando de proporcionar a las poblaciones en pobreza y vulnerabilidad que no cuentan con los servicios de saneamiento acceso al agua potable a nivel domiciliario a través de una red de reservorios abastecidos por camiones cisternas o bombeo no convencional.

Otra de las líneas de trabajo de SEDAPAL es la prolongación de la conducción del agua captada en la altura por túneles para preservar su calidad. Los huaicos producidos del 13 al 17 de marzo presentaron una fuerza inusitada que tuvieron como consecuencia en Lima el desabastecimiento durante tres o cuatro días debido a que por el río Rímac tan solo bajaba lodo. Las obras para centrales hidroeléctricas en la zona alta del río Rímac, a 3.250 msnm, que se comenzaron a finales del siglo XIX, permitirían evitar tanto el impacto de los huaicos como la contaminación procedente de las actividades mineras, industriales y domésticas que se producen en la cuenca alta, entre los 1.200.y los 4.800 msnm. Además de la contaminación, la actividad minera ha sido señalada por la amenaza que significan los relaves, hasta 19 en la cuenca del Rímac, en los que se almacenan altas concentraciones de químicos y metales pesados y cuya proximidad al cauce del río hace temer que desprendimientos producidos por nuevos huaicos o un eventual sismo mayor a los 7 grados hicieran que estos depósitos se vinieran abajo y contaminaran fatalmente la principal fuente de agua de Lima y El Callao.

El 57% de la cobertura de los glaciares ha desaparecido en los últimos 55 años

Tan importante como la toma del agua es su tratamiento para el consumo humano. Ésta se realiza fundamentalmente en la planta de tratamiento de la Atarjea. En ella se capta el agua del río Rímac a través de dos bocatomas equipadas con rejillas que impida el paso de troncos, cañas, piedras, etc. El proceso de purificación del agua que se realiza en la Atarjea contempla los pasos de desarenado, precloración, decantación, filtración y cloración para poder garantizar la calidad final del agua cumpliendo las diferentes certificaciones y estándares internacionales establecidas. La planta de la Atarjea cumple además la función de regular la disponibilidad del agua potable, almacenándola en momentos de poco consumo y utilizando este volumen en momento de máximo consumo debido a que la planta está preparada para una producción constante.

Josué Cespedes (izda), ingeniero de la Gerencia de Desarrollo e investigación junto al presidente de Sedapal Rudecindo Vega

SEDAPAL es consciente de que a todos estos esfuerzos constructivos hay que sumar acciones de carácter ecosistémicas, fundamentalmente la reforestación que ayuden a regular las cuencas de los ríos y a asentar el suelo para evitar los desprendimientos de tierras y rocas. En junio se ha lanzado el programa Sembrando Agua que junto a la reforestación contempla la siembra de aguas por «amunas», una práctica ancestral de recarga de acuífero. Además la empresa de agua insiste en la necesidad de un uso responsable de agua que evite su desperdicio, tanto por parte del consumo como de la conducción. Ya se han iniciado diferentes campañas masivas de difusión y sensibilización que reduzcan un 10% del consumo del agua en 10 años y se espera reducir las pérdidas de agua en la red pública al 25%. Son sólo dos de las múltiples medidas recogidas en el Plan de Acción para el Agua en la Ciudad de Lima y Callao junto a la construcción de las nuevas infraestructuras. Todo ello para poder garantizar el acceso al agua potable de la población de Lima que se prevé alcance los 14 millones en 2040.

Salida del tunel transandino

Operario ante uno de los dos embalse reguladores de La Atarje

Limpieza de las rejillas de una de las bocatomas de la Planta de La Atarjea