jueves, 11 de diciembre de 2014
«Apus», de ese agua no beberás y ese pescado está contaminado

Juanjo FernándezPor Juanjo FERNÁNDEZ

El Amazonas nace en los Andes y Perú es, tras Brasil, el país con mayor territorio en la Amazonía. Esta riqueza natural convierte al país andino en uno de los baluartes futuros del planeta pero algunos gobernantes parecen olvidarlo.

La miopía que la riqueza dolarizada del petróleo produce es la razón por la que vinieron a Lima los Apus de las cuatro cuencas, del Pastaza, Corrintes, Tigre y Marañón, a decir en el Congreso de la República, acompañados por congresistas de diversos grupos políticos, que no van a tolerar una nueva prorroga sine díe de sus reivindicaciones con respecto a sus territorios.

Los Apus son los representantes de las Asambleas Comunitarias de sus pueblos. Dice la tradición andina que cada montaña, pequeña o grande, tiene un apu, un espíritu jefe que cuida de todos. Los apus de las cuencas lo hacen de su pueblo.

indios amazonas

Las imágenes llevadas al Congresos no engañan. Eso, es lo que hay.

Estas reivindicaciones se refieren a la limpieza y recuperación de las aguas contaminadas con petróleo, a los títulos de propiedad de sus tierras, a la consulta sobre su uso, la compensación por el mismo, las indemnizaciones por los efectos de la contaminación medioambiental sobre su salud y a la necesidad de disponer de servicios básicos.

El motivo de plantearlas ahora es que se acerca el fin de la concesión de explotación petrolífera de la empresa de capitales argentinos Pluspetrol Norte, en la región de Loreto, al norte del país. Tras cuarenta años de concesión el que viene vence su contrato. El Gobierno les hace promesas vagas tras confirmar un estudio que la contaminación de la Cuenca del Pastaza y la cuenca Alta del Tigre, tiene índices del 100% del agua del consumo humano contaminada por desechos de las plantas de hidrocarburos.

veronica mendoza

Intervención de la congresista Verónica Mendoza en defensa de los Apus

Los datos los recuerda la congresista Veronika Mendoza en el artículo publicado en Observatoriopetrolero.org

Los apus persiguen defender su vida y la de sus hijos, una vida que depende del agua que beben y del pescado que comen, su principal dieta.

De la zona afectada se extraen más de 12.000 barriles diarios de crudo, un 17% de la producción nacional del Perú. Esto debería de ser suficiente para poder hacer frente a las demandas de la población de esas tierras cuyo futuro es clave no sólo para dicha población sino para el mantenimiento del planeta.

Son reivindicaciones que además no se oponen al progreso. Al contrario, un oleoducto con las labores de mantenimiento y adecuación necesarias que no produzca pérdidas, una explotación a prueba de los derrames y un trabajo paralelo de mantenimiento de cuencas y cochas (lagunas) es progreso y sigue permitiendo una explotación beneficiosa para la empresa que la lleve a cabo. Tomen nota antes de que se acabe el tiempo.