martes, 23 de diciembre de 2014
Mi deseo sería…


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Hugo-Coya-150x150Por Hugo Coya para SudAméricaHoy (SAH)

Mi deseo sería escribir una historia real sobre el Perú en la cual los buenos triunfan sobre los malos, los hambrientos consiguen alimento, todos los niños van a la escuela, los corruptos a la cárcel, los políticos cumplen sus promesas y sus ciudadanos vivimos sin rencores ni envidias.

Mi deseo sería escribir una historia real, donde los peruanos seamos personas carentes de ansiedades, de inquietudes, de angustias sobre el futuro, apenas buscadores de la mejor forma de alcanzar la felicidad.

Mi deseo sería escribir una historia real sobre el Perú y relatar que aquí no hay diferencias por el color de la piel, el tamaño de la billetera, las preferencias sexuales, las creencias políticas o religiosas.

Me deseo sería escribir una historia real acerca del Perú e informar que uno puede salir a la calle sin el miedo a no regresar por ser víctima de un asalto o ser atropellado por un ómnibus, que las mujeres no son muertas diariamente a golpes por sus parejas, que todos los niños observan orgullosos de sus padres y que ellos los miran como la realización de sus esperanzas.

Mi deseo sería escribir una historia real acerca de un Perú donde la bondad siempre triunfa; la mediocridad nos es ajena y el perdón no se busca al final de los días sino que forma parte de nuestra rutina.

Mi deseo sería escribir una historia real, tan divertida como apasionante, que lograse arrancar una sonrisa y que, ese instante de alegría, se expandiese a todos, como un destello permanente que nos recuerde el verdadero valor de la vida.

Mi deseo sería escribir una historia real acerca de que en este país lo malo pertenece a la ficción, a lo irreal, a lo imaginado y que, en nuestra vida cotidiana, solo existen personas con un salario digno, derechos laborales respetados, grandes cuidados al medio ambiente y apenas personas hambrientas de conocimiento y sedientas por disfrutar aún más de su existencia.

Mi deseo sería escribir una historia real, donde los despertares sean acompañados del sonido de los pájaros, el olor de las flores que penetra por las ventanas, el sol iluminando radiante las mañanas y las tardes, la selva inmaculada y los glaciares andinos luciendo orgullosos su nieve perpetua.

Mi deseo sería escribir una historia real, donde la Navidad y el 31 de diciembre no sean apenas el fin de un año sino el principio de un nuevo ciclo para seguir celebrando que la paz, el amor y la amistad siempre estuvieron presentes en nuestros corazones.

Mi deseo sería que, algún día, los periodistas solo podamos escribir que todo esto es una auténtica realidad y que no solo hemos crecido económicamente sino también madurado.