viernes, 27 de septiembre de 2013
Perú: ¿El país que crece pero no madura?

Hugo Coya

Por HUGO COYA, para SudAmericaHoy (SAH)

Pocas veces en su historia moderna, el Perú ha vivido un periodo tan prolongado de bonanza económica y algunos economistas hablan, incluso, entusiastamente del “milagro peruano”,  gracias a que el país ha progresado en apenas casi dos décadas tanto como en el resto de su historia republicana.

Las cifras oficiales  -reconocidas por los organismos internacionales- son asombrosas: la pobreza se redujo de 54,4% en 1991 a 25,8% en 2012, mientras que en el mismo periodo la pobreza extrema disminuyó de 23% al 6%. Como si esto fuera poco, la mortalidad infantil entre los menores de 1 año cayó en el mismo período nada menos que un 69,1%.

Sin embargo, detrás de los extraordinarios índices macroeconómicos, se esconde una verdad espeluznante: los derechos individuales y las libertades civiles no han avanzado al mismo paso.

Una muestra es el debate en que se encuentran enfrascados actualmente los peruanos desde hace algunas semanas acerca de si las personas que poseen parejas del mismo sexo son iguales a las demás.

Aunque la respuesta podría parecer obvia en cualquier lugar civilizado del planeta, un proyecto de ley que busca reconocer esa situación ha puesto de relieve la profunda homofobia existente en el país, desatando la ira de los sectores políticos más conservadores y los jerarcas de la Iglesia Católica.

Sin embargo, la propuesta es tan tímida que no puede ser comparada ni remotamente con las leyes que permiten matrimonios igualitarios en países como España, Francia, Uruguay o Argentina.

Y es que en su afán por obtener su aprobación tras tres frustrados intentos, su autor, el congresista Carlos Bruce, propuso ahora  el establecimiento de las denominadas “uniones civiles”, agregando el término “no matrimoniales” para reducir el ensordecedor coro de detractores que hubo en el pasado.

Así, el actual proyecto contempla apenas el reconocimiento de las ganancias conjuntas; poder tomar decisiones sobre un tratamiento quirúrgico de emergencia si su compañero no consiga hacerlo, visitarlo en el hospital o en un centro penitenciario, si uno es encarcelado.

También tener acceso a la seguridad social en caso que uno la posea así como recibir una pensión de invalidez, régimen mancomunado de jubilación o una pensión de viudez, tal como establecen las leyes para las parejas heterosexuales. Además, la posibilidad de elaborar testamentos e incluir en la repartición de bienes al “compañero civil”.

Sin embargo, el proyecto que debería ser analizado en forma seria y sin apasionamientos está permitiendo conocer el lado más oscuro de quienes tendrían que guiar a la nación hacia una auténtica y moderna democracia, acompañando su desarrollo económico.

El Cardenal y Arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, quien en el pasado calificó públicamente a los homosexuales como “mercadería averiada”, fue uno de los primeros en alzar su voz de protesta contra el proyecto, calificándolo de una “caricatura de matrimonio para luego destrozarlo”.

Luego, dio a entender que Bruce era homosexual y que estaba haciendo la propuesta en beneficio propio.”No me parece que hayamos nombrado a congresistas para que justifiquen su propia opción”, sostuvo Cipriani.

Bruce dijo que no respondería a las acusaciones del prelado y aseveró que “no es ninguna caricatura que a dos personas que se quieren y quieren vivir juntos se les proteja sus derechos”.

Aunque el gobierno del presidente Ollanta Humala no se ha pronunciado formalmente, algunos ministros anticiparon que no se oponen al debate e incluso que podrían aceptarlo. Sin embargo, durante la campaña electoral que lo llevó al poder, Humala había prometido respaldar una iniciativa en ese sentido.

Aunque un creciente número de autoridades, artistas,  periodistas y otros intelectuales han expresado su respaldo al proyecto, aún hay grandes dudas de que, finalmente, sea aprobado por el Congreso.

La mayoría de la población peruana se declara católica y  las encuestas realizadas en el pasado sobre el tema han mostrado una mayoritaria oposición al matrimonio igualitario.

Diversas organizaciones internacionales que velan por los derechos de los homosexuales consideran al Perú como el país más homofóbico del continente americano y uno de los mayores del mundo. La Spartacus Internacional Gay Guide divulgó, en mayo de este año, un ranking de 138 países, donde colocó al Perú en el puesto 104 al lado de Turquía, Kenia y Zambia.

Existen numerosas teorías que intentan explicar esta profunda homofobia en la nación andina e incluyen la influencia religiosa y antecedentes históricos como el hecho de haber albergado a una despiadada Santa Inquisición durante la colonia española.

Sea como sea, lo cierto es que este proyecto ha abierto un profundo debate acerca de si el país puede seguir creciendo sin madurar como una sociedad moderna del siglo XXI, donde todos sus ciudadanos sean iguales ante la ley.