sábado, 6 de junio de 2015
Los gastos de la Primera Dama, entre la frivolidad y la política


Hugo-Coya-150x150Por HUGO COYA, para SudAméricaHoy

Una primera dama que recibe la tarjeta de crédito de una amiga para hacerle compras en el extranjero, un fiscal que filtra sus investigaciones a la prensa para evitar su remoción, un gobierno que oscurece cada vez que pretende aclarar y una oposición que aprovecha los frecuentes errores que cometen las actuales autoridades en su recorrido hacia la pasarela del poder, son los ingredientes de la nueva colección de la temporada otoño-invierno de la política peruana.

Pero aquí no se trata de un desfile de alta costura, apenas un Prêt-à-porter de baja estofa ya que no hay glamour ni elegancia. Sus protagonistas se enredan, lucen desgastados o se colocan presuntas ropas modernas con olor a naftalina para disimular los diseños bordados de explicaciones mal hechas o para esconder sus propias ambiciones.

En este desfile, la modelo principal es la primera dama Nadine Heredia, quien tropieza en el escenario al tener que explicar por qué una asesora del Despacho Presidencial y amiga “de toda la vida”, Rocío Calderón, le proporciona una tarjeta cuyos gastos suman nada menos que 38.000 dólares en 18 meses.

Su colección está formada por objetos de marcas Premium comprados en lugares frecuentados por ricos y famosos alrededor del mundo y que, al hacerse pública, no provoca la admiración de la platea sino el revuelo y la indignación de una audiencia que no puede darse esos lujos.

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Nadine Heredia a su llegada al Congreso

1.800 dólares de la joyería H. Stern durante una visita oficial con su esposo a Brasil en el 2013; bañadores de la marca Onda del Mar por $592 dólares en Cartagena; 2.400 dólares por encajes en Venecia; 1,200 dólares por camisas de la marca inglesa Thomas Pink; 2.300 dólares en artículos de Louis Vuitton en Roma; un vestido de 3.000 dólares en la casa Óscar de la Renta en Nueva York forman parte del cuestionado ajuar.

Pero más allá de la calidad de la colección, están también los depósitos y transferencias, realizados por un empresario venezolano vinculado al expresidente Hugo Chávez a las cuentas de la asesora presidencial antes de que Humala consiguiera el poder.

En la única entrevista dada sobre el tema a través de un cuestionario escrito y respondido a la periodista Rosa María Palacios, Heredia dijo que el 70 por ciento de esos gastos fueron de su amiga.

Según Heredia, en cierta oportunidad, cuando iba a viajar a Europa, Calderón le encargó comprarle algunas cosas y, para facilitar el proceso, le otorga una tarjeta de crédito. Tiempo después esta misma tarjeta comienza a ser usada con regularidad por la primera dama quien así pagaba sus gastos propios y de familiares, reconoció Heredia.

Ahí están la dichosa carterita, el mantel de encaje veneciano, lo de vicuña que era para su novio y otras cosas. Lo demás, que son restaurantes, los chocolates Godiva, las compras en Lima para mi familia y una compra de Alpaca 111 son mías. Sobre esos gastos aún tengo un saldo pendiente que reembolsar a Rocío», afirmó.

Ninguna palabra sobre las razones de por qué una primera dama del Perú necesitaba usar la tarjeta de otra persona para sus propias compras o explicaciones de cómo una persona que gana unos 15 mil soles (poco menos de cinco mil dólares mensuales) puede gastar tanto dinero en tan poco tiempo.

Luego, en su cuenta oficial en Facebook, Heredia admitió haber recibido aportes de la empresa venezolana Kaysamac en el 2005, año en el que el oficialista Partido Nacionalista no estaba formalmente constituido. Sin embargo, descartó que haya obtenido dinero del gobierno de Venezuela.

“Durante el año 2005, en el que se hicieron ciertas llamadas y depósitos de la empresa Kaysamac NO conocíamos al presidente Hugo Chávez. Descarto que cualquier dinero haya venido de las arcas del estado venezolano”, escribió.

Nadine Heredia, Hugo Chávez y Ollanta Humala. Foto. La República

Nadine Heredia, Humala y Hugo Chávez. Foto. La República

Humala salió también en defensa de su esposa y negó que exista alguna irregularidad o ilegalidad en el dinero que se recibió desde Venezuela o en las compras que realizó durante sus viajes al extranjero. “Como presidente y esposo siento indignación porque es una persecución, es algo jalado de los pelos”, dijo el mandatario.

El ministro de Trabajo y dirigente del oficialista Partido Nacional, Daniel Maurate, sazonó la polémica, asegurando que entregar una tarjeta de crédito “lo hacen normalmente todas las familias y todas las amigas en el país”.

“Nadine Heredia era una persona con alta aprobación que seguramente ha generado la envidia de muchos políticos», expresó Maurate para sorpresa del periodista que lo entrevistaba.

Los gastos con la tarjeta de crédito podrían haber quedado dentro del usual secreto que rodea toda investigación sobre lavado de activos sino fuera porque, según algunos medios de comunicación, un fiscal suplente decidió divulgarlos para evitar su salida del cargo u obligar al propio gobierno a que interceda ante el Ministerio Público para impedir su remoción y no quedar como sospechoso de ejercer presiones en el proceso.

Aunque el desfile de acusaciones parece no haber concluido, los opositores ya se subieron a la pasarela.

Políticos, muchos de los cuales han lucido peores colecciones durante el tiempo que estuvieron en el gobierno y enfrentaron importantes, poco elegantes y graves denuncias de corrupción, comenzaron a cuestionar a los esposos Humala, acusándolos de entorpecer las investigaciones sobre los gastos de Heredia y pontificando acerca del manejo transparente de las finanzas públicas.

Keiko Fujimori y Ollanta Humala

Keiko Fujimori y Ollanta Humala

La lideresa, Keiko Fujimori, reclamó  independencia de los poderes y su colega de partido, Martha Chávez, dijo que los consumos con la tarjeta de crédito de Heredia eran “de nuevo rico y de rico que ha perdido la brújula”, señalando que no guardan relación con el mensaje de la pareja presidencial a favor de los pobres.

También otro parlamentario de la oposición, Yohny Lescano, aprovechó el escenario para solicitar la formación de una comisión especial que investigue las transferencias bancarias y finanzas de Heredia.

Sin siquiera haberse iniciado las investigaciones legislativas que reclama, Lescano, acusado por sus detractores de incontinencia verbal, adelantó que, si se comprueba que la primera dama cometió lavado de activos, el Congreso podría pedir la vacancia de Humala por incapacidad moral.

Una actitud temeraria cuando faltan poco más de 12 meses para concluir este gobierno y que el siguiente irrumpa, también en el escenario para ofrecer – igual que ocurre con todos- una renovación que nunca llega o al menos promesas que no dejarán soltar tantas plumas cuando le toque pasar por este pasillo estrecho que resulta ser la democracia peruana.

Total, para caer en la frivolidad, se requiere un poco de credulidad.

Foto. La República

Foto. La República