miércoles, 6 de enero de 2016
Uruguay baila a ritmo de candombe para celebrar el día de Reyes

Montevideo, 6 ene (EFE).- Tambores, banderas y disfraces fueron hoy los protagonistas del tradicional desfile de llamadas del día de Reyes en honor a San Baltasar en Uruguay, y que puso a bailar a todos los asistentes a ritmo de candombe, emblemática expresión cultural del país y en especial de la comunidad afrouruguaya.
La percusión y el contoneo al son de las 40 comparsas participantes representan el mayor atractivo del particular homenaje que cada 6 de enero, en Montevideo, se le brinda al rey negro.
El candombe llegó a Uruguay con el desembarco de esclavos africanos en el país en tiempos coloniales y en 2009 fue declarado Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO.
En ese sentido, el socio y fundador de la Asociación Uruguaya de Candombe, Benjamín Arrascaeta, destacó a Efe la importancia de esta celebración para la comunidad afrouruguaya, ya que es la expresión de lo que según afirmó hacían sus «ancestros» en la época de la colonia.
«Esto viene pasando de generación en generación, inclusive no es solo de los afros sino que es de todos los uruguayos. El candombe todos lo estamos disfrutando en todos los barrios de Uruguay», aseguró.
El desfile comenzó en la plaza Zitarrosa y tomó camino por la calle Isla de Flores, en los históricos barrios Sur y Palermo de Montevideo, mismo lugar en el que se celebran las Llamadas oficiales, el desfile más emblemático del carnaval uruguayo.
De este modo, cada comparsa desfila por esta tradicional avenida, en la que se acompañan de un grupo de bailarinas que se encarga de abrir el paso para la entrada de los músicos, quienes descargan sus energías en cada golpe a los tambores.
Hombres, mujeres y niños son los integrantes de gran parte de las agrupaciones participantes que en su mayoría promedian unos 40 integrantes.
Cada 3 de diciembre, Uruguay conmemora la fecha del desalojo en 1978 de los conventillos (viviendas comunales) del centro de Montevideo, en los que nació esta expresión musical, y la contestación popular y musical de resistencia ante este hecho promovido por la última dictadura cívico-militar (1973-1985).
«Para mi esto es muy importante, yo nací con todo esto, nací y estaba el candombe, en uno de los conventillos de la calle Charrúa, nací con él y continúo con él», concluyó Arrascaeta.