jueves, 16 de agosto de 2018
«La nave del fascismo en Venezuela», por Alex FERGUSSON

Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy
En este “mar de calamidades” llamado Venezuela, navega ahora, con total impunidad e impudicia la “nave del fascismo”.
Los fascistas creen que la democracia liberal es obsoleta y consideran que el control completo de la sociedad, con un gobierno de partido único totalitario, es necesario para preparar a una nación contra sus enemigos (reales o ficticios) y para responder eficazmente a las dificultades sociales y económicas. Tal Estado es liderado por un líder fuerte (como un dictador y/o un gobierno marcial compuesto por los miembros del partido fascista gobernante), con el propósito de “forjar la unidad nacional “ y mantener una sociedad controlada, estable, sumisa y ordenada.

El fascismo rechaza las afirmaciones de que la violencia es intrínsecamente negativa, y ve la violencia política, la represión, la tortura y la guerra como medios legítimos para poder lograr un “país potencia”.

Los fascistas abogan por una economía de Estado o mixta pero controlada por el gobierno, con el objetivo principal de lograr la “soberanía” mediante políticas económicas populistas, proteccionistas e intervencionistas, que conviertan a la gente en un pueblo dependiente en todos los aspectos.

Eso es lo que se comienza a materializar en Venezuela, a raíz de las medidas económicas y políticas anunciadas parcialmente, y que entrarán en vigencia a partir del mes de agosto.
Entre las medidas se encuentra la exigencia de inscribirse en un registro de vehículos y obtener el “carnet de la patria” como requisitos para adquirir combustible con descuento. Esta medida se ha extendido a todos los trámites con vehículos automotores (compra, venta, adquisición de nuevas matrículas, etc.). Algunos de esos requisitos, se vienen aplicando desde hace tiempo para poder adquirir alimentos subsidiados por el gobierno (cajas CLAP), comprar medicinas para enfermedades graves o crónicas o equipos electrodomésticos chinos. No es de extrañarse que pronto se extiendan a las transacciones con viviendas y locales comerciales o a cualquier otro bien que la gente posea.

Otra medida es la denominada “reconversión monetaria” con un nuevo “cono” (el llamado Bolívar Soberano – BsS) que le quita cinco (5) ceros a la moneda actual (Bolívares Fuertes –BsF), y que aun antes de ser aplicada ya muestra sus fallas inherentes. Para remediar algunas de ellas, el gobierno autorizó la coexistencia de ambos conos monetarios, el actual y el nuevo.
Lo cierto es que nuestra moneda ha perdido su valor cien millones de veces (100.000.000) en solo diez años. Primero, cuando en el 2008 se eliminaron tres (3) ceros a la moneda y se imprimió un nuevo cono monetario. Ahora, en 2018 se le quitan cinco (5) ceros. No creo que esto haya ocurrido en ningún país del mundo, y que algún lector me corrija.

Finalmente, y en el ámbito político, no puede dejar de señalarse la escalada represiva desatada a raíz del llamado “intento de magnicidio” ocurrido el pasado 4 de agosto. Aunque el asunto sigue sin aclararse, pues la principal evidencia se reduce a “yo dije y tú dijiste”, maltratos mediante, la cantidad de detenidos civiles y militares así como las evidencias de violación del orden legal y de los derechos humanos y la “baja” de más de 400 oficiales y suboficiales, tiene pocos precedentes en la historia contemporánea del país.
Mientras tanto, continúa el proceso hiper inflacionario con duplicación de precios cada 10 días; el dólar paralelo ya supera los 5 millones de Bs.F por unidad; la escases de alimentos y medicinas se mantiene; el número de comercios cerrados aumenta, junto con el desempleo por despidos y el agobio por la deficiencia de los servicios de salud, electricidad, agua potable, gas y repuestos para vehículos automotores y electrodomésticos. Añádale usted la caída de la producción petrolera, la escasez de gasolina y lubricantes para vehículos y el fracaso de las pretensiones de obtener divisas a través de la explotación minera en la Guayana.
Al mismo tiempo, el gobierno enfrenta grandes dificultades internas, producto de la disminución de sus recursos financieros y de lucha por el poder entre grupos militares y civiles cuyo interés dominante es ponerle la mano a la caja fuerte más cercana.
Vivimos, pues, en un país quebrado social y económicamente y con un pueblo que sufre la peor tragedia de su historia. Ahora, como si fuera poco, tendremos que lidiar con un Estado Fascista.
“Eramos ocho … y parió la abuela”