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Discurso de Gabriel Boric
Por Juan RESTREPO, para SudAméricaHoy
El lunes 17 de agosto, dos tenientes del Ejército venezolano, Alexis Rodríguez Arias y Daniel Veloz Santaella, y otros efectivos del Ejército detuvieron en un retén en la localidad de San Cristóbal, cercana a la frontera con Colombia, una camioneta tripulada por miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GN).
Al ser requeridos para su identificación, los miembros de la GN se identificaron pero se negaron a permitir un registro de su vehículo, pedían la presencia de un fiscal del Ministerio Público (MP) para permitir el registro. Llegó el fiscal del MP, se inspeccionó el vehículo y en él se encontró droga y dinero en efectivo (47 millones de bolívares y 3 millones de dólares) pertenecientes, según dijeron los miembros de la Guardia Nacional, al comandante regional de ese cuerpo en el estado Táchira.
Dos días después de este incidente, el 19 de agosto, el teniente Rodríguez Arias y otros dos oficiales que le acompañaban sufrieron una emboscada y resultaron heridos, cuando realizaban una operación de inteligencia en San Antonio de Táchira, localidad fronteriza con Colombia.
Inmediatamente el general Efraín Velasco Lugo, responsable de una unidad del ejército llamada Región Estratégica de Defensa Integral Los Andes (REDI), presenta a sus superiores un informe basado en el relato de los hechos del teniente Rodríguez Arias. ¿Quién atacó al teniente Rodríguez y a los dos oficiales que lo acompañaban? Paramilitares colombianos, es la conclusión a la que llegan el presidente Nicolás Maduro y su ministro de Defensa Vladimir Padrino.
Este “ataque de paramilitares colombianos”, curiosamente dos días después de que uno de los atacados se hubiese visto envuelto en un incidente protagonizado por las mafias de narcotráfico que hay dentro del Ejército y la Guardia Nacional venezolanos, ha llevado a Nicolás Maduro a cerrar la frontera con Colombia, a expulsar de territorio venezolano, por ahora, a más de mil colombianos, a derribar sus casas y a separar familiares que cuentan con miembros de ambas nacionalidades.
Las filas de colombianos con sus miserables enseres a cuestas atravesando la frontera, sus niños con estudios interrumpidos, gentes que han visto derribar sus casas después de años de residencia y trabajo en ese país, y la pasividad del gobierno colombiano para no molestar a Venezuela por la “ayuda” que proporciona a Colombia en las conversaciones con las FARC, pasarán factura al presidente Juan Manuel Santos.
Acusar de paramilitares, como hace Maduro, a todo este ejército de desheredados es otra más de las infamias del gobernante venezolano, otro más de los motivos de vergüenza para la OEA, UNASUR y demás burócratas inútiles ante los desafueros del presidente venezolano, y un pretexto de oro para que Maduro invalide las próximas elecciones en Táchira –un estado que le es hostil en su mayoría de votantes— y quién sabe sino también para suspender las cruciales elecciones parlamentarias que deberían celebrarse en todo el país el 6 de diciembre próximo.