viernes, 3 de junio de 2016
No llores por mí Argentina


CLARARIVEROSPor Clara RIVEROS

El presidente argentino, Mauricio Macri, durante su campaña electoral en 2015, se mostró muy solidario frente a la situación de Venezuela. En alguna ocasión mencionó la Carta Democrática y la necesidad de denunciar el régimen de Caracas. Esta postura le valió el reconocimiento de la opinión pública internacional, esperanzada en el compromiso del candidato con la democracia en la región ante el silencio o expreso respaldo de los gobiernos latinoamericanos a Nicolás Maduro. Incluso, en su primera rueda de prensa como presidente electo reiteró que, las denuncias de la oposición eran claras y contundentes y que la situación de Venezuela no se correspondía “con el compromiso democrático que hemos asumido todos los argentinos”.

La política es dinámica y cerca de cumplir seis meses, el gobierno argentino ha matizado su postura frente al gobierno de Venezuela. Ahora considera que la Carta Democrática no es el mecanismo apropiado y ha optado por una postura más dialogante o vacilante, según se quiera leer. Desde hace algunas semanas expertos observan que Argentina se dio vuelta respecto a Venezuela. El presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, también expresó su decepción con el gobierno Macri: «al menos Cristina no era hipócrita».

La OEA aprobó este miércoles una declaración conciliadora sobre Venezuela. Fue propuesta por Argentina y México y, durante la sesión de más de diez horas, Juan José Arcuri, representante argentino –del país convocante- negó la palabra al jefe de gabinete del Secretario de la OEA, Luis Almagro. Almagro no estuvo presente, dejó claro que esa propuesta es diferente a su solicitud de aplicar la Carta Democrática.

Venezuela llegó con su propia propuesta y, aunque obtuvo el respaldo de los países del ALBA y algunos del Caribe, al final no tuvo más que suscribir la resolución que fue aprobada por los demás países, pero le hizo añadidos. Paraguay disintió del consenso alcanzado, su representante transmitió que el referéndum revocatorio debe ser “el punto de partida” para cualquier diálogo en Venezuela y que los países no pueden “seguir con procedimientos dilatorios”. Su país convocará a una reunión de Mercosur –bloque del que Venezuela es parte- para abordar la crisis venezolana.

Canadá, Estados Unidos y Paraguay esperaban una declaración más dura. “Fue una resolución edulcorada, un poco descafeinada. No hablaron de la defensa de los derechos humanos irrestrictamente”, puntualizó la corresponsal del diario Clarín en Washington, Paula Lugones. La oposición venezolana, más allá de la decepción con el gobierno argentino, reconoció que el hecho de que se esté debatiendo en la OEA la situación de Venezuela es una derrota para el régimen de Maduro “internacionalmente desnudado”. La OEA, por su parte, dejó constancia que pretende promover el diálogo pero sin juzgar al gobierno del PSUV. Queda claro que la Carta Democrática no es la opción deseable para los países que componen la OEA.

Macri Tintori

La mujer de Leopoldo López y Mauricio Macri cuanto no dudaba sobre lo que hacer con Venezuela

¿Hubo un cambio de postura por parte del gobierno de Argentina respecto a Venezuela?

La canciller argentina, Susana Malcorra, señaló que el gobierno de Cambiemos no ha cambiado sino que las circunstancias ahora son distintas. Es decir, Macri defendía la aplicación de la Carta Democrática cuando no se habían celebrado las elecciones legislativas en Venezuela y había temor de que no se respetaran los resultados, cosa que no ocurrió.

La canciller se ha ocupado de su posible candidatura a la Secretaría de Naciones Unidas y probablemente desconoce que no hay división de poderes en Venezuela, pese a las mayorías de la oposición en el Legislativo, las decisiones y leyes promulgadas en la Asamblea Nacional han sido obstruidas por el chavismo. El informe elaborado por el Secretario de la OEA puede dar luces al gobierno argentino en ese sentido. «En la situación actual que vive Venezuela (…) estamos ante alteraciones graves del orden democrático”. Además, los derechos y las libertades de las que habló Macri en campaña se siguen violando.

Sobre este tema, Andrés Oppenheimer señaló: La resolución patrocinada por Argentina es un caso típico de hipocresía política. Uno no puede decir que apoya la democracia en Venezuela y al mismo tiempo demorar los esfuerzos de Almagro por poner mayor presión internacional sobre el régimen de Venezuela para que deje de actuar como una dictadura”.

Otros analistas sugirieron que el cambio de postura de Argentina es válido y es legítimo, en sus actuales condiciones, el país debe sobreponer sus prioridades, necesidades y problemas antes de respaldar a la oposición venezolana. Es una afirmación coherente. Sin embargo, todos los países tienen prioridades, necesidades y problemas que resolver, justamente en eso se han amparado los gobiernos para mirar a otro lado durante todos estos años y tratar con indiferencia la crisis de Venezuela. La gran diferencia es que de muchos -casi todos- no se esperaba nada, de Argentina y del gobierno Macri se esperaba mucho.

Y, en medio de todo, la aspiración de la canciller argentina para suceder a Ban Ki-moon. ¿Ahora que Argentina se muestra más condescendiente y dialogante podrá alcanzar ese voto que necesita de Venezuela, miembro –no permanente- del Consejo de Seguridad de la ONU?