viernes, 17 de mayo de 2019
«Venezuela, crónica de un diálogo anunciado», por Alex FERGUSSON

Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy

De nuevo aparecen las noticias de un diálogo entre gobierno y oposición, en medio de desmentidos, señalamientos de traición, desacuerdos y frustraciones. Por supuesto, entiendo que las experiencias recientes han dejado en la gente y lamentablemente en muchos líderes, un mal sabor de boca, pero en mi opinión esos fracasos no son suficientes para estigmatizar  los intentos de dialogar con el gobierno.

Lo cierto es que por aparente mediación de Noruega –quizás los mismos que participaron en los acuerdo de paz en Colombia- el martes 14 de mayo en Oslo, se produjo un encuentro entre los representantes del gobierno: Héctor Rodríguez (actual Gobernador del Estado Miranda) y Jorge Rodríguez (Ministro de Comunicaciones), con Gerardo Blyde (exdiputado opositor), Fernando Martínez Mottola (exministro de Carlos Andrés Pérez), y la incorporación posterior de Stalin González por la Asamblea Nacional.

Parece que tales conversaciones, como lo señaló  la emisora pública noruega NRK quien afirmó que los contactos previos han ocurrido en Cuba y continúan desde hace tiempo, así como que se han realizado de acuerdo con EE.UU. Lo mismo se desprende de los comentarios de Per Wiggen  e Ingrid Ekker, ambos asesores de comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega.

Aunque Noruega no ha reconocido la existencia de un “Presidente encargado” en Venezuela, ha mantenido contacto con ambas partes “a lo largo del tiempo” y las ha instado a encontrar una “solución pacífica a través del diálogo”. También ha expresado, reiteradas veces, su preocupación por la “grave situación política” del país y su temor a que esta escale.

Las respuestas locales no se hicieron esperar.  Uno lo negó rotundamente, otros afirmaron que no se sumarán y muchos otros arremetieron en su contra. 

El resultado neto ha sido, entonces, un escándalo de “dimes y diretes”

Como conocedor del arte de la negociación me pregunto ¿qué hay de malo en el diálogo?

Imaginemos por un momento que una vez conocida la noticia de estos encuentros, algún vocero de la oposición hubiera declarado, más o menos, lo siguiente:

… “Debemos informar al pueblo de Venezuela, opositores y oficialista, que con mediación de la cancillería noruega y el visto bueno de los gobiernos de Cuba y EE.UU hemos iniciado contacto con el gobierno -usurpador- con la finalidad de establecer un diálogo que permita abrir caminos democráticos, pacíficos y viables a la grave crisis política, económica y socio-cultural por la que el país atraviesa desde  hace ya varios años.

Los señores Rodríguez (no incluido el inefable Rodríguez Zapatero) en representación del gobierno han insistido en el cese de las sanciones económicas y en la realización de elecciones generales que incluyan a la Asamblea Nacional, manteniendo al actual Presidente y funcionarios de los Poderes Públicos (Tribunal Supremo de Justicia, Consejo Nacional Electoral, Fiscal general, Contralor y Poder Ciudadano) en sus cargos, como condiciones para el diálogo.

Ante este planteamiento hemos respondido que:

  1. Aún no estamos seguros de que los Señores Rodríguez tenga la autoridad para hablar a nombre de todos los grupos de poder e intereses que hoy conforman lo que ellos llaman “gobierno”
  2. Las sanciones están dirigidas a funcionarios oficiales corruptos con nombre y apellido, la mayoría de ellos convictos y confesos, y a la preservación y rescate de los bienes y dineros pertenecientes a la nación, que han sido ilegítimamente usufructuados o manejados.
  3. Desde hace unos 10 años (algunos dirán que 20) se viene acumulado un abultado expediente sobre las actuaciones ilegales y poco éticas de los poderes públicos con las cuales se secuestró el ejercicio de las libertades y derechos del pueblo, consagrados en la Constitución Bolivariana y las leyes.
  4. Cerca del 90 % de los venezolanos y la mayoría de los países democráticos del mundo  mantienen un alto nivel de desconfianza respecto a la idoneidad del gobierno y su capacidad para enfrentar las consecuencias de la crisis que crearon.

En consecuencia, hemos planteado que cualquier diálogo en el cual participemos tendrá como propósito acordar las condiciones para la salida del actual gobierno y el nombramiento de nuevos funcionarios a cargo de los Poderes Públicos, siguiendo las normas y procedimientos establecidos en la ley. A partir de allí organizaremos elecciones libres que podrían ser generales, con el fin de restablecer el hilo constitucional, el pleno ejercicio de la Constitución y las bases para la recuperación económica y social del país”

Dígame usted lector, si no habría quedado mejor así, en vez de liarse a puñetazos verbales.