domingo, 5 de agosto de 2018
«Venezuela, el cuarto elemento», por Alex FERGUSSON


Por Alex FERGUSSON, para SudAméricaHoy
La situación económica, social y política del país ha sido diagnosticada con todo detalle, y los pronósticos no pueden ser peores. Ahora se agrega la reciente decisión oficial de hacer un “censo” de vehículos automotores para poder tener acceso a la gasolina –igual que con las bolsas de alimentos- solo a través del “carnet de la patria”, es decir, solo para los afectos al gobierno.
El fracaso del IV Congreso del partido oficial (PSUV), en cuanto a la esperanza de rectificación y soluciones, así como las escuálidas medidas económicas anunciadas no auguran nada bueno para nuestro pueblo –aunque creo que tampoco para el gobierno mismo.
Todos nos preguntamos hasta dónde vamos a llegar y hasta cuando estaremos en este “mar de calamidades” en el cual navega nuestra cotidianidad.
Por supuesto, las respuestas no son simples y la incertidumbre está a la orden del día. Sin embargo, existen diversos signos y elementos que pueden ser usados para aproximarse al asunto.
Estoy convencido de que es una ilusión creer que el gobierno, por propia motivación, renunciará a sus planes políticos, rectificará y mucho menos abandonará el poder. Tampoco debe alentarse la ilusión de que una “intervención extranjera, liberadora” vendrá a sacarnos del atolladero. Eso no ocurrirá. Así que lo que tenemos por delante es una batalla larga y, probablemente, dolorosa.
En mi opinión, para que la lucha por recuperar la vida, la libertad, la dignidad, el respeto y las opciones de futuro para nosotros y nuestros hijos, tenga probabilidades de éxito, se requieren varios factores actuando simultáneamente. Estos son:
1. Que la gente adquiera la convicción de que el gobierno no rectificará en sus políticas y que la crisis económica, social y política, probablemente, empeorará.
2. Que se agudicen las contradicciones entre los “grupos de intereses” que hoy manejan el gobierno, a los cuales solo les importa el poder para acumular fortuna y/o saciar sus deseos de revancha. El dinero no tiene ideología y el odio es gratis.
3. Que la presión internacional se mantenga o incremente, pues es evidente que ha limitado notablemente los planes del gobierno y provocado rupturas a su interior. Basta ver la cantidad de deserciones de los otrora líderes del chavismo y la facilidad con que los corruptos y delincuentes se delatan entre sí, y a sus jefes, cuando son apresados en el exterior.
4. Que exista un liderazgo creíble, capaz de movilizar el evidente descontento de la gente chavista, no chavista y de los no alineados. Un liderazgo que nos provea de una bandera, de una causa no ilusoria, a la cual dedicar nuestros esfuerzos cotidianos, cada uno desde su propia y particular trinchera.
En mi opinión, la mesa estaría servida para avanzar por el camino que nos lleve a un proceso de transición factible hacia una democracia plena. No obstante, ese proceso de transición solo sería posible si se logra generar y mantener suficiente presión para obligar al gobierno a negociar su salida. Las condiciones parecen estar dadas, salvo por el hecho de que falta el “cuarto elemento”.
El liderazgo actual de la oposición no es capaz de generar confianza ante un pueblo agobiado por la crisis. Tampoco ha podido interpretar adecuadamente la situación y devolverle al pueblo la convicción de que un presente y un futuro mejores es posible.
La tan cacareada UNIDAD todavía está lejos y el miedo alimentado por el gobierno, a través de la coacción y la amenaza, nos mantiene aún en posición de parálisis o voluntad de huida. Aún no comprendemos que el miedo tiene una expresión positiva: organizarnos para enfrentar nuestros temores.
Urge, entonces, construir una gerencia de la crisis que alimente el coraje, la determinación y la FE, como convicción, en nuestro potencial de lucha y en nuestras propias capacidades para enfrentar dificultades y vencer los miedos.
La gran tarea hoy es, pues, contribuir a crear un liderazgo popular que nos mueva a sentir de nuevo el entusiasmo de vivir con alegría la aventura de la vida. Eso requiere flexibilidad (capacidad para aceptar el fracaso en las expectativas que uno tiene acerca de algo o alguien) y tolerancia (capacidad para compartir con quienes no se está de acuerdo o se siente incómodo emocionalmente).
Vencer o ser derrotados, no hay más opciones.
Así que, es necesario VENCER.