viernes, 10 de febrero de 2017
Emmanuel Macron, en Francia ha nacido una estrella


Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto
más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado que está sobre mí y la ley moral que hay en mí”.
Immanuel Kant

Por Cecilia PONCE RIVERA

Mientras en México reina la oscuridad, del otro lado del Atlántico ha aparecido un lucero: el cielo galo ha divisado un cometa. Es joven, tan sólo tiene 39 años edad. Es brillante y ha tomado a Francia por sorpresa. Transgresor del sistema pero también conciliador de opiniones contrapuestas, posee un intelecto exquisitamente lúcido. Sumado a una sensibilidad inédita, ambos rasgos definen su carácter empático y hacen de él un seductor electrizante.

Filósofo y economista, es un hombre cultivado, educado en colegios y universidades donde se profesa el más alto refinamiento intelectual. Hijo de padres divorciados, durante el proceso de su crianza es una institutriz, su abuela, quien le confiere los primeros matices de una conciencia de izquierda. Deportista, dotado también de un poético sentido musical (es pianista profesional), fue aprendiz de uno de los filósofos más importantes del siglo XXI, Paul Ricoeur y en su momento, también operador de la banca Rothschild. Estos episodios contrastan entre sí , están cargados de simbología y dibujan la carrera de este hombre singular.

Su ahora mujer y antigua profesora de teatro y letras en el Lliceo La Providence, lo aventaja en más de veinte años y le describe como un hombre compasivo y de inteligencia excepcional. Fue ella quien, aterrorizada por la declaración de amor que le hiciere con apenas 17 años y convencida de la genialidad del joven, le convence para que estudie en el liceo Henri IV. Allí se formaron personajes de la estatura de Jean-Paul Sartre, Alfred de Musset, Michel Foucault, Paul Nizan, André Vingt-Trois (arzobispo de Paris), Georges Friedmann, Jorge Semprún y Julien Gracq, entre otros.

El joven partió a Paris pero antes le hizo una promesa, la cual cumpliría profética y cabalmente: regresaría y se casaría con ella. Como en una novela de época, Brigitte, sucumbió al romance ante los ojos incrédulos de ambas familias, procedentes de Amiens, una ciudad de apenas 133.000 habitantes.

La paciencia y persistencia, son igualmente – según su también mejor amiga y confidente, Brigitte- cualidades del joven. Su primer encuentro con François Henrot fue, de acuerdo a las palabras del brazo derecho de David de Rothschild y presidente de Rothschild & Compagnie SCS, “una revelación inmediata”, no solo por su capacidad intelectual, la que describe como “literalmente extra-ordinaria”, sino por su calidad humana y facilidad para relacionarse.

Hombre de vastos recursos económicos y dotado de un sentido agudo para la negociación, cualidad que lució a través de su participación en la espinosa adquisición, por más de 11 mil millones de euros que Pfizer hizo de Nestle en contra de Danone, representa la figura de un hombre atractivo, acaudalado, portador del perfil financiero que resulta imposible imaginar, pueda ser compatible con el universo de la política socialista. Sin embargo François Hollande, no lo dejó pasar de largo; y en una decisión paradigmática y pragmática a la vez, lo invitó a regresar al sector público. Previamente se había desempeñado como Inspector de Finanzas dentro de una comisión de reforma instalada en el Ministerio de Economía en la que mostró características sobresalientes, que más tarde le abrieron las puertas para participar en la campaña presidencial de François Hollande – mediante su unión al gabinete presidencial, primero como Secretario General Adjunto del Palacio del Elíseo y más tarde como titular del Ministerio de Economía, Industria y Sector Digital, puesto que desempeñó hasta el pasado mes de Agosto, 2016.

Así, dejó atrás lo que para muchos sería una envidiable carrera en el mundo del dinero para entrar de nueva cuenta a la esfera política, un campo de batalla encarnizado en el que sus rivales lo vigilan escépticos y desconfiados. Sobre todo, tras el lanzamiento de su campaña presidencial (acción por la que incluso fue calificado de traidor por miembros del partido socialista) a través de una plataforma política digitalizada, que lleva el mismo nombre de su partido„ En Marcha y que nos revela los tintes progresistas de su formación.

Un político que parece reconocer en su destino una responsabilidad social y a quien las encuestas le otorgan entre un 21% y un 23% del voto popular muy cerca del 25% al 27% de Marine Le Pen (sondeo de BVA-Salesforce publicado a principios de febrero de 2017).


De argumentos agudos y puntuales, su primer «meeting» de campaña reunió en la capital francesa a 15.000 personas y a la fecha más de 139,000 seguidores (Tagesspiegel del 11.01.2017) se han adherido a su partido que no tiene más de 6 meses de haber aparecido en el mapa político francés.

Una persona que se ha propuesto interpretar a su país a partir de más de una arista, pro Europa, pro globalización, que evita las periferias propias de las ideologías de los partidos políticos establecidos. Su voz suena a realidad, su visión política liberal-social-demócrata, engloba la síntesis aristotélica de ambas tesis, la de izquierda y la de derecha.

Una historia meteórica de nombre mesiánico: Emmanuel Macron lo tiene todo y podría ser el próximo presidente de la República Francesa.

El cielo estrellado de Kant está que explota. ¡El cometa ha dicho “On y va!” y se ha puesto en marcha!