domingo, 5 de octubre de 2014
Rousseff y el camino a la segunda vuelta contra Aécio Neves

Dilma Rousseff

Río de Janeiro. Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy (SAH)

Ganó pero no lo tiene fácil. La presidenta de Brasil y candidata por el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, se impuso en la primera vuelta de las elecciones con algo más del 41% de los votos. El resultado es bueno pero insuficiente para su reelección. El 26 de octubre, en apenas unas semanas, se jugará el todo por el todo. Esto es, la Presidencia frente al socialdemócrata Aécio Neves (cerca del 34%). La gran derrotada de las elecciones fue la ecologista Marina Silva (21,26 %).

Aunque los votos difícilmente son endosables, el círculo de la ambientalista advierte que no hará un sólo guiño al PT, su viejo partido. Por el contrario, entre bambalinas, sugieren que hasta sería capaz de echarle una mano, bajo cuerda, a Aécio Neves.aecio neves psdb

La contienda electoral dejó agotada a Marina Silva pero lo más doloroso para ella fue descubrir que sus antiguos compañeros del PT no tenían escrúpulos. El vale todo, se impuso con tal de dejarla fuera del juego electoral.

Dicho esto, ella no fue capaz de demostrar que tiene madera de líder y mucho menos habilidad para moverse en la ciénaga de unas elecciones. No debió ser fácil tomar el relevo de una candidatura truncada por la muerte. No tuvo tiempo ni de hacer el luto por Eduardo Campos pero las oportunidades en política llegan por caminos, a veces, estremecedores.

Al apagarse la estrella de Marina brilló la de Aécio. La saga de Tancredo Neves continúa con su nieto. El ex gobernador de Minas Gerais, pese a lo que dicen las encuestas, no es un hueso fácil de roer por el aparato del PT. Si la presidenta de Brasil piensa que le espera un camino de rosas hasta la segunda vuelta, a la vista del escrutinio, se puede decir que no va a ser ese el terreno que se va a encontrar en las semanas restantes.

Un 60 por ciento de brasileros optó por no votar, anular su voto, dejarlo en blanco o entregarse o un partido que no fue el PT.  La abstención fue del 19,40 % (cerca de 27 millones) y el 9,63%  fueron votos nulos o blancos. Este escenario pone de manifiesto que el descontento social y manifestaciones del pasado año y en vísperas del Mundial, continúa latente. La gente ya no sale a las calles en Brasil, el mensaje lo coloca dentro -o fuera- de las urnas.

Brasil, visto lo visto, quiere un cambio. La corrupción del PT provocó la estampida de un buen puñado de «petistas». Varios de los candidatos, incluida Marina Silva, abandonaron las filas del partido espantados con una máquina de triturar principios. Esto suele suceder cuando no hay una alternancia razonable en el poder. Los vicios, corruptelas y las tentaciones de apropiarse de lo ajeno, en esos casos, suelen imponerse.

Dilma Rousseff, sin duda, jugó bien sus cartas. Sólo falta ver si, de aquí al 26, logra sacar un as de la manga de los que, en esta ocasión, no confiaron en ella.