miércoles, 15 de julio de 2015
Buenos Aires celebra la diversidad sexual con festival de cine Asterisco

Mar Centenera
Buenos Aires, 15 jul (EFE).- Como celebración a la diversidad sexual y una invitación a repensar «formas de amar y de vincularse», Buenos Aires acoge el festival de cine Asterisco, en coincidencia con el quinto aniversario de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Argentina.
«Creo que Asterisco es producto de los avances de estos cinco años», dice a Efe la directora del festival, Albertina Carri, en el cine Gaumont, sede principal de la muestra cinematográfica que se desarrolla hasta el próximo domingo.
«Que un festival internacional de cine LGBTIQ (lésbico, gay, bisexual, trans, intersex, queer) sea producido por organismos estatales y que sea política cultural la diversidad sexual lo es», agrega.
Para la directora y cineasta, si Asterisco hubiese nacido en 2010, cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario, no podría tener «la mirada insolente» que lo caracteriza ni «las secciones más humorísticas», ya que en aquel momento «se necesitaba otro tipo de relato de resistencia».
Entre esas secciones destaca «Vampiras lesbianas y otros monstruos homoeróticos», con joyas rescatadas como «El rojo en los labios» de Harry Kümel, que más allá del humor busca «resignificar esa representación monstruosa de lo LGTB que existió durante mucho tiempo», afirma Carri.
«Históricamente las lesbianas fuimos tratadas de perversas, crueles, abyectas y personas que, básicamente, debían estar encerradas», señala al justificar el apartado «Atrapadas», que recrea el universo de las cárceles de mujeres.
Asterisco arrancó anoche con la proyección de la comedia negra belga «Au nom du fils», de Vincent Lanoo, que aborda la pedofilia en el seno de la Iglesia.
Hasta su clausura, el próximo domingo, cerca de un centenar de películas, de 35 países, desfilará por el festival, mientras que de forma paralela hay previstas charlas con directores, exposiciones fotográficas y performances.
Clásicos del cine argentino como «Soñar, soñar», del fallecido cineasta Leonardo Favio, y «Rapado», de Martín Rejtman, son programadas en la sección «Bromance», nacida de la fusión de brother (hermano) y romance para definir relaciones de amistad muy estrecha.
Desde España se recuperan «Diputado» y «Una gota de sangre para morir amando», dos largometrajes de Eloy de la Iglesia, a quien la directora define como «un director bastante de culto y bastante maldito que en Argentina es poco conocido y ha sido poco transitado».
Carri sostiene que Asterisco «pone en pantalla un tipo de cine que no se ve o que casi no se ve» en la gran pantalla y admite que hay mucha gente que aún no sabe qué significan las siglas con que se identifican las múltiples identidades sexuales representadas en el certamen.
Algunas realidades representadas en la primera edición, como el posporno, sólo llegan al público masivo cuando salen del celuloide para irrumpir en el espacio público, como ocurrió semanas atrás en la Universidad de Buenos Aires, cuando dos activistas españolas usaron un micrófono como juguete sexual sobre una mesa de la facultad de Sociales.
«Creo que funcionó muy bien el escándalo, porque en esas voces escandalizadas se pudo empezar a hablar de otros goces, de otros cuerpos y visibilizar otras formas de amarse, de vivir, de estar», opina.
Personalmente, la directora de «La rabia» y «Los rubios» cree que los tres años de visionado continuo de películas sobre diversidad sexual le ha ampliado la mirada y confía en poder volcar pronto en otra cinta «el gran aprendizaje» que ha sido Asterisco.
Junto a su familia, ha sido testigo privilegiada de los grandes cambios vividos en Argentina, al convertirse esta semana en la primera en anotar a un niño en el Registro Civil con triple filiación, es decir, el apellido de sus dos madres y del padre.
«Mi hijo nació hace seis años y cuando nació lo inscribí como hijo de madre soltera. Sólo tuvo mi apellido porque no existía otra figura legal que pudiera proteger sus derechos y sus vínculos», aclara.
«Dos años después, pudimos anotarlo como hijo de las dos madres, mi compañera y yo, y cuatro años después, logramos la triple filiación, que se reconozcan todos sus vínculos», agregó.
«El mundo claramente es mejor que hace cinco años, pero mañana puede ser mejor todavía», dice convencida.