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Eduardo Davis
Brasilia, 12 ago (EFE).- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue arropada hoy por miles de mujeres campesinas que denunciaron la supuesta preparación de un «golpe» de Estado por grupos de oposición que han convocado a masivas protestas contra el Gobierno para este domingo.
«No dejaremos que haya retrocesos. Seguiré trabajando por sus sueños y sin permitir ningún retroceso en las conquistas sociales y democráticas de nuestro país», dijo Rousseff en un acto celebrado en un estadio de fútbol en Brasilia al que asistieron cerca de 12.000 campesinas que demandaban mejoras para la agricultura a pequeña escala.
La presidenta se dirigió a las mujeres que ocupaban las tribunas desde un enorme escenario circular instalado en el centro del campo, en el que estuvo acompañada por diez de sus 39 ministros.
La mandataria consideró el acto como «un espectáculo de sentido político», que mostró «la garra de las mujeres», y se sumó a lo que calificó de «movilización por justicia, por autonomía, por igualdad, por democracia y en contra de todo retroceso».
La imagen de Rousseff ha caído en picada desde su reelección, en octubre del año pasado, y actualmente las encuestas le atribuyen el apoyo de un escaso 8 % de la población, frente a tasas de rechazo que superan el 70 %.
La popularidad de la mandataria ha sido fuertemente arañada por el colosal escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, que ha salpicado a medio centenar de políticos, en su mayoría de la base oficialista, y por una cada vez más seria crisis económica.
Según las proyecciones del Gobierno, este año la economía se contraerá un 1,5 %, lo que supondría su peor resultado en cinco lustros.
Ese clima ha espoleado a la oposición, que ha convocado para el próximo domingo a manifestaciones con las que aspira a repetir el mar de gente que salió a la calle en protestas similares realizadas en marzo y abril pasados, en las que millones de personas expresaron su mal humor con el Gobierno en todo el país.
Algunos grupos minoritarios de la oposición, que están entre los que convocan las protestas, también exigen la apertura de un juicio político con miras a la destitución de Rousseff, tanto por los escándalos en Petrobras como por la situación económica del país.
Las miles de campesinas congregadas en el estadio Mané Garrincha no dudaron en calificar esas exigencias como una maniobra «golpista» frente a la cual se comprometieron a «luchar» en las calles.
Nalu Farias, una de las promotoras de la manifestación, consideró que Brasil está en «un momento crucial» e instó a las campesinas a «insurgir contra el odio, la intolerancia y el conservadurismo», y a «rebelarse contra todo intento de golpe».
En términos similares se expresó la ministra de Políticas para las Mujeres, Eleonora Menicucci, quien recordó que Rousseff pasó dos años en la cárcel en su juventud por su militancia en grupos armados que combatían la dictadura de entonces.
«Dilma simboliza la resistencia de una generación que no aceptó rupturas democráticas, la resistencia de quien no se dobla frente a las voces autoritarias de antes o las de ahora, que se niegan a aceptar la voluntad del pueblo», declaró la ministra.
La propia Rousseff ya había aludido hoy, aunque indirectamente, a la posibilidad de un juicio político en su contra y fue durante un acto de graduación de nuevos diplomáticos realizado en la sede de la cancillería.
«El Estado brasileño solo es respetado en el mundo en la medida en que en nuestro territorio se ejerza y se respete la soberanía popular», declaró la mandataria.
También señaló que «esa soberanía significa sumisión a la voluntad general expresada en las urnas» y que «de ella depende el cumplimiento del programa económico, social y político de cambios que la sociedad escoge cada cuatro años».
Antes del acto en el estadio, las campesinas marcharon por la Explanada de los Ministerios, una céntrica avenida que concentra todos los edificios del poder público, y manifestaron su rechazo a esas supuestas tramas contra la democracia frente al Parlamento.
«Les pido que le den la espalda al Congreso, en repudio a todas las maniobras golpistas», dijo con un altavoz y desde lo alto de un camión que abría la marcha la vicepresidenta de la Central Única de Trabajadores (CUT), Carmen Foro.
Lo hizo cuando la marcha pasaba justamente frente al Congreso y las manifestantes respondieron al pedido y le dieron la espalda al edificio gritando consignas «contra el golpe» y otras dirigidas a Rousseff, tales como «Dilma no estás sola».