EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Río de Janeiro, 24 ago (EFE).- Los cerca de 4.000 trabajadores de la planta que la empresa automotriz General Motors tiene en la ciudad brasileña de São José dos Campos, en el estado de Sao Paulo, anunciaron hoy el fin de la huelga iniciada hace dos semanas por el despido de 798 compañeros tras ser respaldados por la Justicia.
Fueron necesarios 12 días de protestas y la intervención del Tribunal Regional de Trabajo, que declaró nulos los despidos, para que los trabajadores acordaran poner fin a la huelga durante la asamblea celebrada esta mañana, según informó el Sindicato de Metalúrgicos de São José dos Campos en su portal de internet.
«Esta lucha contra los despidos comenzó antes incluso que la huelga; comenzó hace 16 días, cuando lo compañeros que recibieron el telegrama de despido fueron al sindicato y decidieron que lucharían hasta el final en defensa del empleo», señaló en el comunicado el presidente del sindicato, Antonio Ferreira de Barros.
Por decisión del tribunal, los trabajadores que fueron despedidos pasan a estar en licencia remunerada, con carácter retroactivo desde el 10 de agosto, y a partir de septiembre quedarán dispensados de su empleo durante cinco meses.
El acuerdo alcanzado también contempla la jubilación anticipada de un número aún no determinado de trabajadores, así como la adopción de un programa de bajas voluntarias por parte de la compañía.
De acuerdo con el sindicato de trabajadores, General Motors propuso asumir el pago del salario correspondiente al 50 % de los días de suspensión de empleo y ofrecer una compensación por los días restantes.
La huelga comenzó el lunes 10 de agosto, después de que unos 250 trabajadores, según cálculos de la organización sindical, fueran despedidos durante el fin de semana anterior.
En los días siguientes, más de 500 compañeros recibieron también un telegrama informándoles de su despido.
El principal objetivo de los huelguistas era cancelar los despidos y alcanzar un acuerdo con la empresa para la reducción de la jornada laboral, sin repercutir en el salario, para así ajustar la oferta de la empresa a la caída de la demanda que se está registrando en Brasil, inmerso en una considerable crisis económica.
Asimismo, exigían la prohibición a las empresas del sector del envío de remesas al exterior y la nacionalización de aquellas compañías que despidieran personal, como medidas necesarias para frenar la crisis del sector y para garantizar por la estabilidad del empleo para todos los trabajadores de la industria automotriz.
Según la Federación Nacional de Distribuidores de Vehículos Automotores (Fenabrave), la venta de automóviles en el país durante los primeros siete meses de este año se contrajo un 17,87 % respecto al mismo período de 2014.
Esa misma patronal calcula que en junio pasado hubo en el sector un total de 1.172 despidos, lo que recortó el número de trabajadores de la industria automotriz a 135.700, la cifra más baja desde el año 2012.