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Discurso de Gabriel Boric
Don Benito (España), 12 sep (EFE).- Los diestros extremeños Miguel Ángel Perera y José Garrido han salido a hombros de la plaza de toros de Don Benito en la segunda corrida de la feria, tras cortar cada uno tres orejas, en lo que quedó en un mano a mano tras la lesión del otro diestro extremeño anunciado Alejandro Talavante.
Se lidiaron seis toros de la ganadería El torero, desiguales en su juego y de aceptable presentación.
Miguel Ángel Perera: Ovación; oreja; y dos orejas
José Garrido: Oreja; oreja; y oreja
La plaza dombenitense se cubrió en sus tres cuartos de aforo y disfrutaron de la corrida alrededor de unas 3.000 personas.
El diestro de Puebla del Prior (Badajoz), Miguel Ángel Perera, recibió de rodillas con el capote a su primer toro para lancearlo con gusto y con la muleta, a un toro protestón en su embestida que dificultaba el buen trazo de los muletazos. Perera estuvo muy entregado y asentado, perdiendo los trofeos a la hora de matar.
Con el segundo toro que le correspondió, tercero de lidia de la tarde, Perera volvió a mostrar una quietud y valor inexpugnable que llevó la emoción a los tendidos, rozándole los pitones su taleguilla. Una buena estocada le sirvió para cortar una oreja.
Ya en su último toro, Perera no quiso que se le escapara la puerta grande y realizó una faena de mucha madurez, hondura y muletazos muy largos y templados. Una buena estocada le permitió cortar dos orejas.
El pacense José Garrido presentó sus credenciales de inicio lanceando con mucho gusto y manos bajas a su primer toro con el capote para con la muleta, con mucha torería, ejecutar series por ambos pitones, muy templadas y con pellizco. Mató de una estocada y cortó una oreja.
Para el segundo que le correspondió, de nuevo Garrido estuvo muy entregado, realizando una faena de muletazos de mucho gusto y con remates con pellizco. Una estocada le permitió cortar una oreja.
Con el que cerraba plaza, el torero extremeño una vez más mostró sus ansias por ser figura del toreo ante un astado que se lastimó al dar una voltereta en un capotazo y al cual Garrido incluso le puso banderillas. Hizo una faena con muletazos a media altura para cuidar la poca fuerza del astado. Con este toro cortó otra oreja.