miércoles, 23 de septiembre de 2015
Los «Sin Techo» protestan contra medidas de austeridad del Gobierno brasileño

Sao Paulo, 23 sep (EFE).- Activistas del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) ocuparon hoy las sedes del ministerio de Hacienda en diferentes ciudades de Brasil en protesta contra las medidas de austeridad implantadas por el Gobierno para reequilibrar las cuentas públicas.
El líder del movimiento, Guilherme Boulos, criticó el plan de ajuste fiscal lanzado por Ejecutivo para revertir el déficit de 0,5 % del PIB que prevé para 2016 y amenazó con más movilizaciones mientras continúen los recortes.
«Mientras no pare el ajuste fiscal y no liberen el recurso para vivienda en este país va haber manifestación casi todo los días», amenazó Boulos.
El Gobierno anunció recientemente un nuevo recorte del gasto público, que por primera vez alcanzó a los programas sociales, bandera del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y de su sucesora y ahijada política, Dilma Rousseff.
Los recortes llegaron hasta el programa «Minha Casa, Minha Vida» (Mi Casa, Mi vida), una iniciativa gubernamental para ofrecer vivienda a bajo costo a personas de escasos recursos, y pasará por un ajuste, lo que llevó a centenas de activistas a manifestarse en diferentes partes del país.
«La presidenta lanzó la tercera fase del programa y al día siguiente anunció cortes en el presupuesto. Si hay una cosa que no aceptamos es ser tratados como bobos», manifestó Boulos, quien indicó que una delegación del movimiento será recibida por la Secretaría de la Presidencia en Brasilia.
Los manifestantes ocuparon la sede del Ministerio de Hacienda en diferentes ciudades, entre ellas Sao Paulo y Brasilia, y criticaron al titular de la cartera, Joaquim Levy, por su apego a la austeridad.
En Brasilia, agentes de la Policía Militar utilizaron gases lacrimógenos para retirar a los manifestantes del edificio ministerial, que según las autoridades eran unos 2.000.
En Sao Paulo, en tanto, los «Sin Techo» ocuparon durante más de tres horas la sede regional del ministerio y marcharon hasta la plaza de la Luz, en el centro
En el municipio paulista de Sumaré, en tanto, unas 1.000 personas del MSTS, de acuerdo con la Policía, bloquearon parcialmente la autopista Anhanguera, una de las más importantes en el estado más rico y poblado del país.
Los manifestantes en Río de Janeiro, por su parte, decidieron montar un campamento y hacer un almuerzo comunitario en las afueras de la sede del Ministerio de Hacienda, en el centro de la capital fluminense.
Las sedes del Ministerio de Hacienda en Goiania y Boa vista, respectivamente las capitales de los estados de Goiás (centro) y Roraima (norte), también fueron ocupadas por unas 500 familias de los «Sin Techo».
La sede de la oficina nacional de recaudación de impuestos en Belo Horizonte (sudeste) también fue ocupada por unos treinta manifestantes, de acuerdo con las autoridades.
Los movimientos sociales, tradicionalmente vinculados al gobernante Partido de los Trabajadores (PT), de Lula y Rousseff, han defendido a la mandataria de la iniciativa de la oposición de iniciar un juicio político con fines de destitución, pero comienzan a criticar las medidas de ajuste fiscal propuestas por el Ejecutivo.
Brasil enfrenta una delicada turbulencia, lo que ha llevado al Gobierno a revisar a la baja sus previsiones para este año, que ahora calcula que terminará con una contracción económica del 2,44 %, aunque los analistas privados elevan esa tasa al 2,70 %.
La inflación deberá terminar este año en más del 9,0 %, doblando la meta oficial del 4,5 % y superando el techo máximo del 6,5 % y la tasa referente de los tipos de interés se encuentra en el 14,25 %, el nivel más alto durante la gestión de Rousseff, quien está con una popularidad del 7 %, la menor durante su Gobierno.
Además, el Gobierno del PT atraviesa por una delicada crisis política, derivada en parte de los escándalos de corrupción en la estatal Petrobras.
Por esas razones, Standard & Poor’s (S&P) redujo la nota de riesgo de Brasil al nivel BB+, considerado como de «bono basura», y muchos expertos temen que esa decisión pueda ser seguida por otras agencias calificadoras.