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Francesca Cicardi
El Cairo, 30 sep (EFE).- El nadador argentino Matías Ola ha conseguido su sueño de alcanzar a nado los cinco continentes del planeta, después de haber atravesado el golfo de Aqaba desde Jordania a Egipto, llevando siempre en estas travesías un mensaje de paz y unidad.
Con su proyecto «Unir el mundo», el deportista de 30 años y originario de Tucumán, ha cruzado cinco estrechos situados entre dos continentes, culminando su hazaña en Egipto, después de dos años y muchos kilómetros recorridos.
En una entrevista con Efe, explicó orgulloso que es el único que ha realizado estas cinco travesías sin traje de neopreno, como por ejemplo la del estrecho de Bering entre América y Eurasia, que cruzó a 3 grados de temperatura y acompañado de 55 nadadores de 18 países diferentes.
También relató con emoción cómo consiguió que las autoridades turcas detuvieran el tráfico marítimo en el estrecho del Bósforo durante una hora para permitirle el paso entre Europa y Asia.
Pero más allá del reto físico y logístico que ha supuesto el proyecto, para Ola el verdadero logro es haber llevado un «mensaje de paz» que ha podido «traspasar fronteras, idiomas e ideologías, a través del deporte».
La idea nació de su propia experiencia con la natación, que comenzó a practicar a los 21 años de edad, cuando ya era mayor para tener una carrera como nadador profesional. Por ello, buscó una opción que le ofreciera otras posibilidades más allá de la competición.
Decidió entonces nadar en aguas abiertas y promover la inclusión social de los jóvenes a través del deporte, por una parte, además de llevar un mensaje global de paz.
«Pensé: ¿Qué cosas como argentino, desde una provincia como Tucumán, podría compartir con el mundo?, ¿Qué mensaje podría trasmitir?», explicó Ola, que superó el asma que sufría desde niño gracias a la práctica de la natación.
Al principio, no estaba seguro de que pudiera lograrlo y estuvo preparándose en la Patagonia argentina, por ejemplo, para acostumbrarse a nadar en aguas polares, y se entrenó durante dos años con la ayuda de su entrenador, Pablo Testa.
«Hacer estas travesías no es nada fácil, no es solo una cuestión de entrenamiento físico sino mental, para nadar a bajas temperaturas sin neopreno», aseguró Testa en declaraciones a Efe.
El entrenador que ha acompañado a Ola en cada etapa de su viaje, explicó que la última travesía, la del mar Rojo, no fue tan fácil como esperaban, ya que el viento era fuerte y la corriente, en contra.
Además, el recorrido fue más largo de lo previsto por cuestiones burocráticas: el nadador contó con el visto bueno de Jordania y Egipto para cruzar el golfo de Aqaba, pero no atravesó las aguas territoriales de Israel, situado entre los dos países árabes.
Las Embajadas de Argentina en el mundo han ayudado a Ola a realizar su sueño, contribuyendo en la organización de sus viajes y en la gestión de los permisos para poder nadar en las aguas de cada país al que ha acudido.
«Siempre hemos tenido buena acogida en todos los países, mucho más de lo que esperábamos, las personas te reciben amablemente cuando llegas nadando a un lugar como si hubieras logrado algo enorme», destacó el deportista.
Además, en su misión alrededor del mundo, el nadador también ha querido promover actividades deportivas para los jóvenes, tal y como ha hecho esta semana en la capital egipcia, lejos de las costas del mar Rojo.
Tras concluir su primer proyecto, Ola ya tiene otro sueño en el cajón: «SOS Mundo», que le llevará a nadar en siete océanos a través de siete estrechos, algo que sólo seis nadadores del mundo han logrado, tal y como destacó.
«Me he dado cuenta de la importancia del cuidado del planeta», aseguró, y de ahí el nombre de su nueva iniciativa.
Pero el argentino también desea seguir llevando a diferentes rincones del mundo el mensaje de «compartir y unir».
«SOS Mundo» está previsto que dé comienzo en 2016 y que dure unos dos años, al igual que el proyecto que acaba de concluir, y Ola volverá a realizarlo junto al equipo que siempre le acompaña.
«Es muy emocionante lo que hemos vivido como atletas, como jóvenes, como personas», aseguró al término de su primera misión, convencido de haber logrado «algo histórico para la natación argentina».