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Discurso de Gabriel Boric
Lisboa, 17 oct (EFE).- La formación de Gobierno en Portugal continúa siendo una incógnita trece días después de las elecciones, una incertidumbre que puede prolongarse debido a que la legislación no impone límites en los plazos.
Hoy mismo, el jefe del Estado de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, mandó un mensaje de tranquilidad al país al afirmar que mantiene todavía viva la «esperanza» de que el interés nacional prevalezca sobre los intereses partidarios de cara a la firma de acuerdos que permitan alcanzar una solución satisfactoria.
La opinión del presidente es fundamental, ya que la Constitución lusa le atribuye la responsabilidad de decidir quién forma Gobierno, un poder todavía mayor en las actuales circunstancias, ya que ninguno de los candidatos consiguió la mayoría absoluta.
La falta de consenso comenzó a generar ya dificultades al país debido a la necesidad de negociar cuanto antes los Presupuestos Generales del Estado para 2016 y por la proximidad de los comicios presidenciales, programadas para el próximo mes de enero y que ya se han colado en la agenda política nacional.
De hecho, el Gobierno luso en funciones y la Comisión Europea (CE) mostraron esta semana sus discrepancias después de que Portugal no presentara antes del 15 de octubre sus planes presupuestarios a Bruselas, al contrario que el resto de sus socios comunitarios.
El Ejecutivo liderado por el primer ministro conservador, Pedro Passos Coelho, defendió no haber enviado el documento por no estar claro quién dirigirá al país la próxima legislatura, mientras que desde el órgano comunitario recordaron que en el pasado otros países en la misma situación sí encontraron una solución y destacaron que el próximo Ejecutivo podrá actualizar ese proyecto presupuestario.
Por el momento, Portugal aguarda a que el Parlamento tome posesión, un proceso independiente de la formación de Gobierno y que debe tener lugar antes de final de mes, de acuerdo con los plazos recogidos en la legislación vigente, que sí establece límites en este caso.
El resultado de las elecciones del pasado 4 de octubre dio la victoria con casi el 39 % de los votos a la coalición de centro-derecha en el poder desde 2011 – porcentaje insuficiente para reeditar su mayoría absoluta-, frente al más del 32 % obtenido por los socialistas.
Sin embargo, en manos de estos últimos está la llave del próximo Ejecutivo, ya que pueden elegir entre alcanzar un acuerdo tripartito con la extrema izquierda -marxistas y comunistas representan el 18 % de los votos, por lo que juntos contarían con mayoría absoluta- o permitir gobernar a los conservadores.
Las negociaciones encaminadas a explorar las posibilidades de un tripartito de izquierdas discurren por el momento de forma positiva, al contrario que las conversaciones entre socialistas y conservadores, actualmente suspendidas por la falta de avances.
No obstante, un pacto entre socialistas, marxistas y comunistas sería algo inédito en Portugal, ya que las tres formaciones mantienen divergencias históricas visibles y notorias.
Además, la decisión final depende del visto bueno del presidente, el conservador Aníbal Cavaco Silva, al que la Constitución deja libertad para escoger dentro de la legitimidad democrática, lo que da lugar a diversas interpretaciones.
La coalición de centro-derecha encabezada por Passos Coelho insiste en que debe formar Gobierno por ser la lista más votada -desde la llegada de la democracia a Portugal, en 1974, siempre fue así- e incluso califica de «golpe de Estado» el intento de los socialistas por auparse al poder.
La izquierda, por el contrario, esgrime que el tripartito sería una solución totalmente legítima y recalca que contaría con mayoría absoluta en el Parlamento.
La cercanía de las elecciones presidenciales también es clave para definir las opciones de Cavaco Silva, ya que si ninguna solución le satisface, podría dejar al actual Gobierno en funciones pero no podría convocar nuevos comicios hasta la llegada de un nuevo inquilino al Palacio de Belém.
De la cita con las urnas de enero saldrá un nuevo presidente -Cavaco Silva no puede volver a presentarse por haber agotado dos mandatos consecutivos-, que tomará posesión no antes del mes de marzo y que no puede convocar comicios antes de que pase tres meses en el cargo, lo que impediría la repetición de las legislativas como mínimo hasta junio de 2016.