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Discurso de Gabriel Boric
Por Pablo BIFFI, para SudAmericaHoy (SAH)
Hay quienes lo comparan con su par venezolano. Y otros, incluso, sostienen que ya es su heredero, ahora que el líder bolivariano parece definitivamente alejado de cualquier posibilidad de retomar el poder en su país. Pero al menos en las palabras, algo distingue a Rafael Correa, el reelecto presidente ecuatoriano, con Hugo Chávez.
El presidente de Venezuela, en el poder desde 1999, logró 10 años después a través de un referéndum, que la Constitución permita la reelección indefinida. Y él lo tomó al pie de la letra, ya que obtuvo un nuevo período en octubre pasado, ahora entre apréntesis por su severo estado de salud.
Correa, en cambio, asumió en 2007, fue ratiticado en 2009 y el domingo logró su última reelección, tal como lo establece la Carta Magna ecuatoriana. La avalancha de votos que obtuvo encendió la alarma entre los opositores, seguros de que el líder de Alianza País aprovechará el control casi total que tendrá de la Asamblea Legislativa (casi las dos terceras partes, unos 100 legisladores sobre 137) para reformar la Constitución con la idea de perpetuarse en el poder.
Pero el propio Correa salió al cruce de esas especulaciones, al menos desde el discurso. Poco después de su triunfo descartó de plano pensar en un nuevo período, más allá del 2017, aunque sí admitió que su intención es reformar otra vez –ya fue modificada en 2008– la Carta Magna. El presidente ecuatoriano dijo sin rodeos: “Yo me opongo a cambiar el sistema de reelección, que es muy razonable».
Y agregó: «Si hay la voluntad mayoritaria del pueblo ecuatoriano (de cambiarlo), bueno, que ellos decidan, yo no me lanzo, independientemente de cuál sea el sistema, estos son mis últimos cuatro años». Incluso, ha dejado trascender que cuando finalice su último mandato se irá a vivir a Bélgica –allí nació su esposa– para dedicarse a su familia, lejos de la vida pública.
«Se viene esa reforma. La franquicia del Chavismo será aplicada en Ecuador», asegura Andrés Páez, asambleísta de la Izquierda Democrática, que seguirá como legislador, ahora bajo las banderas de Creo, la alianza que postuló al derrotado banquero Guillermo Lasso. “Es demasiado ingenuo confiar en la palabra del presidente Rafael Correa”, dijo.
El asamblesita Vicente Taiano, que no consiguió mantener su banca, sostiene que la reforma para hacer posible la reelección indefinida es un hecho. Indica que con las dos terceras partes de la Asamblea a favor de Alianza País será fácil resolverlo y luego convocar a una consulta popular que ratifique lo actuado. «El poder es tentador. No se entendería para qué una asamblea dominada por Correa pudiera impulsar esa reforma si no le interesa mantenerse en el cargo. Pero el pueblo quiso eso, lo decidió así», sostuvo.
Pero no sólo Correa niega esa posibilidad. Gina Godoy, de la oficialista Alianza País, rechaza esas versiones. Dice que la «aplanadora verde» construirá en lugar de destruir. Y critica a los opositores porque «ven más allá de lo que se dice». Repite que el presidente ha expresado públicamente su deseo de dedicarle tiempo a su familia, al concluir su segundo mandato. Y que hay que creerle.
No obstante, Correa dijo que sí aprovechará la victoria en las urnas para revisar algunos puntos de la Constitución y delinear algunas reformas, aunque aclaró que serán «muy puntuales». Por ahora, es el tiempo de las palabras y de las especulaciones. El paso del tiempo y los hechos dirán quién tiene razón.