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Montevideo, 25 nov (EFE).- Dos de los seis exreos del penal estadounidense de Guantánamo acogidos por Uruguay en 2014 ya tienen un puesto de trabajo y otro espera a que Cruz Roja haga efectiva, previsiblemente antes de fin de año, la llegada de su esposa y tres hijos al país sudamericano, informaron hoy a Efe fuentes oficiales.
Según relató Christian Mirza, el mediador que eligió el Gobierno de Uruguay en abril para destrabar la situación de cinco de los exreos que se negaban a firmar un documento que regulaba su vida en ese país, los seis «están bien» y desde hace unos meses viven de forma independiente cada uno en un apartamento.
No obstante, desde que arribaron al país en diciembre del pasado año, tres de ellos se casaron con tres uruguayas convertidas al Islam, aunque una de las parejas, que esperaba un hijo, vive separada después de que ella le denunciase a él por amenazas verbales, lo que provocó que se dictase una orden de alejamiento que en octubre la Justicia levantó al considerar que ya cesó el riesgo.
De los cuatro sirios, un tunecino y un palestino que acogió Uruguay, dos ya trabajan -uno enseñando inglés y el otro en una empresa de servicios- y el resto continúa participando en los talleres del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) para procurar su inserción en el mercado de trabajo.
Según Mirza, es el sirio Ahmad Diyab, quien espera la llegada de su familia de Siria, el que «ha sido un poco más reacio» a esta capacitación por su estado de salud, después que durante los años de reclusión en Guantánamo realizase reiteradas huelgas de hambre.
No obstante, fue el único de los seis que no quiso firmar el acuerdo institucional que les brinda vivienda y ayuda económica, que se materializó después de que cuatro de sus compañeros llevaran a cabo una protesta de casi un mes ante la embajada de EE.UU. en Montevideo para reclamar mayores ayudas.
El país norteamericano no atendió su reclamo, pero el Gobierno uruguayo trató de institucionalizar su proceso de adaptación e inserción en el país por medio de un convenio con una ONG representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que les brinda apoyo financiero y una vivienda en alquiler a cada uno durante un año, con opción a dos.
El mediador señala que en la medida de que se de su reunificación familiar, el sirio estará más dispuesto a firmar.
De esta forma, con la llegada de su esposa y tres hijos, que ya tramita la Cruz Roja, se le facilitará una vivienda más grande acorde al núcleo familiar y todos tendrán aseguradas las ayudas para su adaptación al país.
De momento, al no haber rubricado el documento, a Diyab solo se le ha facilitado una vivienda, asistencia sanitaria y según el mediador, también recibe algunas ayudas de carácter privado.
La expectativa, según Mirza, es que su familia, a la que el refugiado no ve desde que fue detenido y posteriormente encarcelado, llegue antes de fin de año.
Como el resto de los exreos llegados a Uruguay, Diyab permaneció más de una década en Guantánamo sin que EE.UU. formulara cargos en su contra y fue liberado el pasado diciembre en Montevideo como parte de un acuerdo entre el Gobierno de Barack Obama y el entonces presidente uruguayo, José Mujica (2010-2015).