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Discurso de Gabriel Boric
Sao Paulo, 7 dic (EFE).- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva comparó a Brasil con un «tren descarrilado» tras la decisión del Congreso de iniciar el trámite para un juicio político con fines de destitución contra su sucesora en la jefatura del Estado y ahijada política, Dilma Rousseff.
«Es como si estuviésemos andando en un tren descarrilado. No podemos ponernos a pelear para ver en cuál vagón cada uno entra. Tenemos que colocar el tren nuevamente en los rieles», afirmó Lula en un discurso ante líderes de movimientos sindicales, a los que les pidió salir en defensa del Gobierno.
El exmandatario dijo que, pese a sus divergencias con el Gobierno, los sindicatos y los movimientos sociales tienen que unirse en defensa de Rousseff para impedir que la oposición fuerce el fin de los gobiernos del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y de sus programas sociales.
«No podemos permitir un golpe de Estado mediante ese juicio político», aseguró el exjefe de Estado en un evento organizado por la Central Única de los Trabajadores (CUT), mayor unión sindical del país y tradicional aliada del PT, para discutir la movilización de la población contra los ataques a la mandataria.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un declarado opositor a Rousseff y quien está acorralado por denuncias de corrupción, autorizó la semana pasada el inicio del trámite para que la mandataria sea sometida a un juicio con fines de destitución.
Rousseff puede ser enjuiciada sobre la base de unas irregularidades en los balances de su Gobierno que fueron registrados en 2014 y que, según organismos de contraloría del Estado, se han mantenido durante este año.
Según la oposición, esas maniobras fiscales suponen un «delito de responsabilidad», que de acuerdo con la Constitución es una de las causas que pueden llevar a la destitución de un jefe de Estado.
Para Lula, el único motivo para que la oposición quiera anticipar el fin del mandato de Rousseff es el odio y el prejuicio.
«Obviamente que el juicio político forma parte de un proceso democrático. Pero tiene que tener una razón, un motivo. Y el proceso contra Dilma (Rousseff) no tiene ningún motivo ni razón sino el odio y el prejuicio», afirmó.
En su opinión, el prejuicio estaría dirigido a los pobres que fueron beneficiados con la llegada del PT al poder en 2003.
«Ellos quieren sacar a Dilma (Rousseff) porque saben que, mientras ella permanezca en el Gobierno, los pobres seguirán teniendo derecho a universidad, a subsidios, a programas de vivienda, a cuotas de educación para los negros. Quieren acabar con esa historia de que el pueblo puede gobernar», dijo.
De acuerdo con el exmandatario, toda vez que Brasil comienza a dar pasos para avanzar los sectores de derecha se incomodan y reaccionan.
Lula también descartó que la actual crisis económica del país pueda justificar el proceso.
«Si a cada crisis económica resolviesen derrumbar un presidente, en este momento estarían cayendo (Barack) Obama, Angela Merkel y el presidente de China. Estaría cayendo todo el mundo», dijo.