viernes, 12 de agosto de 2016
Chefs y destinos gastronómicos

CLARARIVEROSPor Clara RIVEROS

Estas consideraciones gastronómicas  y sugerencias tienen que ver con el gusto por la comida y el paladar, con impresiones acumuladas en viajes y con la influencia de algunos chefs o cocineros, que no a todos les gusta que les consideren lo mismo.

francismallman

El argentino Francis Mallmann en sus fogones

Al sur del continente americano la experiencia de Francis Mallman instruye sobre el valor y la fuerza de la simplicidad a la vez que enseña a desconfiar del exceso de cremas y adobos que pretenden disimular, tal vez, aquello que no está fresco. Mientras escribe poemas sobre la comida, el vino, la lujuria, el amor y la pasión comparte la belleza de los imponentes campos argentinos que le sirven de cocina.

Gastón Acurio

Gastón Acurio

El gran Gastón Acurio hizo exitosa la complementariedad entre tradición y modernidad a la hora de comer. Con su cocina llevó un pedacito de Perú a muchos lugares del mundo. Es el mejor embajador que su país puede tener. Con Gastón no solo fue la explosión de sabores exóticos, hay un hombre con un gran compromiso y perspectiva que ni las autoridades de Lima habían mostrado. Él cree firmemente en la educación como forma de ascenso social y apuesta al talento de jóvenes creativos e innovadores que pueden tener en la formación gastronómica un gran futuro individual y empresarial.

CARNE FRESCA

Sí de carne y asados se trata, el mejor lugar del mundo es Buenos Aires, ya sea en las parrillas de San Telmo (Bohemio), Palermo (chic) o en los exclusivos restaurantes de Recoleta y Puerto Madero. Los hay para todos los gustos y con todos los precios, con vinos notables, chefs increíbles y el tango en todas las versiones que se pueda imaginar, también hay jazz. Todo esto llena de intensidad y pasión la noche porteña.

Chef español Paco Roncero

Paco Roncero en su restaurante de Bogotá -Versión Original- también ha sido jurado en el Reality de televisión MasterChef Colombia en 2015 y 2016

Pasando a Bogotá hay que decir que la capital colombiana se ha tomado en serio esto de comer. De esa ciudad a veces tan difícil y hostil, hay algo que se puede extrañar: sus restaurantes y la calidad de su servicio. Queda mucho por hacer especialmente en los pueblos ubicados a las afueras que, pese a ser muy turísticos, tienen restaurantes casi lamentables salvo contadas excepciones.

Disfrutar de una buena cena –solo o acompañado- es un evento que vale la pena, no se trata simplemente de suplir una necesidad. La experiencia enseña lo placentero que es cenar solo. Comer no debe ser un acto mediocre, mezquino o amargo y esto es extensivo a la compañía. No obstante, persiste cierto sentir conservador que resiste o resiente la presencia de mujeres solas en los restaurantes. Las sartenes se multiplican pero las ideas anticuadas de algunos especímenes de la sociedad bogotana permanecen. “Vengo solo… porque me la banco”, diría Diego Peretti en No sos vos soy yo. Otros, en cambio, se privan de conocer lo que Bogotá tiene para decir a través de la comida y no siempre tiene que ver con el aspecto económico, algunas veces influyen los prejuicios y estereotipos.

Leonor Espinosa

Leonor Espinosa, trabaja con productos locales y recupera saberes y sabores colombianos

Dicho esto, hay zonas que deben visitarse sí se está de paso alguna vez por Bogotá, ya sea por turismo o por negocios. En la zona centro hay opciones de todo tipo, presupuesto y variedad. La Macarena y el Centro Internacional tienen una oferta muy interesante. Cerca de la Plaza de Bolívar y en La Candelaria se encuentran lugares muy tradicionales: La Puerta Falsa es el más emblemático y el más antiguo, cumplió dos siglos hace pocos días.

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La Puerta Falsa, a media cuadra de la Plaza de Bolívar, en pleno centro de Bogotá

También en el centro y muy próximo a las universidades hay ofertas muy accesibles para jóvenes, viajeros y estudiantes con presupuestos limitados. ¡Hay de todo! Desde el típico “corrientazo” que tiene un costo de dos a tres dólares y que se sirve en cantidad abundante pero donde la prolijidad y la estética son totalmente incompatibles e inexistentes. Sobra decir que toda dieta se verá rota de forma dramática. Se encuentran en la zona algunos lugares que intentan mejorar la presentación y el contenido pero pecan por pretenciosos. Lo positivo: son muy económicos. La recomendación: moderar las expectativas y optar por agua en lugar de vino. Siempre queda el humor, los menús pueden revivir algunas escenas y frases de la mordaz Tana Ferro («Un novio para mi mujer»), en lo que atañe al “penne rigate” o los “croûtons”. Menos es más y a las cosas mejor llamarlas por su nombre.

Más al norte está la Zona G, probablemente este sea el mejor sector para desayunar, comer o cenar. Philippe Pastelería, es una opción recomendada para un desayuno con productos naturales, orgánicos y sin azúcar; en Bagatelle, también se puede tomar el desayuno o la merienda. Para comer o cenar: Versión Original de Paco Roncero, gastronomía española vanguardista; también hay lugar para la comida de los países levantinos en El Árabe o M Cocina. Este último tiene un show de danza egipcia los fines de semana, es un lugar agradable pero debería explicar -ya que no aparece- en la carta la gran cantidad de ajo crudo que pueden contener algunos de sus platos.

Harry Sasson

Harry Sasson

Los restaurantes de Harry Sasson, ubicados entre la Zona G y la Zona T, son dignos de mención por sus cartas sorprendentes, incluida la carta de vinos y el servicio impecable. Harry es un genio de la gastronomía, probablemente sea el mejor chef de Colombia. Para quienes prefieren la cocina francesa, les tiene Balzac y para aquellos que quieren disfrutar de los sabores tradicionales colombianos está Club Colombia, con interesantes fusiones y mezclas, aunque el servicio podría mejorar sí se le compara con Harry Sasson y Harry’s Bar, en estos, todo lo malo puede ser olvidado.

Sí prefiere la comida italiana: pizzas, pastas y vinos, Luna puede ser uno de los lugares en la Zona T. Claro está, Usaquén también ofrece opciones destacadas: Café Amarti, Bistronomy de los Hermanos Rausch, Mediterráneo de Andrei para quienes disfrutan de un menú mediterráneo; La Mar, de cocina peruana y así, un largo etcétera alrededor del parque principal y en las cuadras aledañas.

Si va a Usaquén en sábado o domingo lo mejor es hacer una reserva, de lo contrario, la espera puede ser muy larga. Por último, sí las barras o terrazas son de su agrado, un lugar que definitivamente debe visitar es Cacio & Pepe -Taverna Italiana- muy cerca del Parque de la 93. La tristeza de los domingos puede disiparse con los aperitivos, entradas, platos, postres y vinos que se sirven en ese lugar. Además, tienen clarísimo lo que es un ristretto.

El mundo es tan grande y la vida tan corta… Escribir, viajar, comer, más o menos de eso se trata.