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Discurso de Gabriel Boric
La salida del TIPP (por sus siglas en inglés) de EUA, señala el compás en la política comercial de Trump que no es distante de la visión de Bernie Sanders, o la de Hillary Clinton al final de la campaña por la contienda presidencial: el proteccionismo nacionalista, un tema político antes que comercial que nos trae a la memoria el Buy American Act de 1933- un déjà-vu.
Muy contraria a la imagen que desea proyectar, la primer ministra británica,Theresa May, está desesperada por cerrar un acuerdo comercial con Estados Unidos. Aún en condiciones difíciles, donde su contraparte marque la pauta del acuerdo, le puede significar el respiro que en estos momentos tanto necesita ante el ya inminente proceso de desprendimiento político y económico de la Unión Europea ocasionado por el Brexit. No solo por las consecuencia para su partido que este proceso ocasionará si May no logra ofrecer alternativas de crecimiento económico creíbles, sino también respecto a la relación de Inglaterra con las otras naciones del Reino Unido -por nombrar un ejemplo- Escocia. (El proceso de Brexit está por comenzar a más tardar en marzo de este año- si, según lo ordena el fallo de la Suprema Corte, el congreso vota a favor de que se invoque el tan nombrado Artículo 50 del Tratado de la UE)
Trump firmó el decreto para retirar a Estados Unidos del TIPP, tratado del que hasta hoy eran miembros doce países de la Cuenca del Pacífico1, incluidos México y Canadá, planeado para crear un frente común comercial contra la China de Xi.
El TIPP había causado controversia en el congreso estadunidense, desde antes de la llegada de Trump. Por un lado, por haber segregado al Congreso y a la prensa durante las negociaciones conducidas por grandes trasnacionales (multinacionales) y por el otro, por ser un tratado que de acuerdo al Congreso no cumple con estándares aceptables en materia ambiental, laboral y de propiedad intelectual. De 30 capítulos y a pesar de ser un tratado comercial, acusa el congreso, solamente seis tenían que ver con comercio.
Ya que el TIPP aun no había entrado en vigor,- para que el tratado prospere necesita ser ratificado en los próximos dos años por países miembros cuyo PIB sume el 85% del total del PIB de los países firmantes– las consecuencias del proceder de Trump no serán percibidas inmediatamente. Sin embargo, las reacciones no se hicieron esperar y al cabo de algunas horas, Australia asumió el liderazgo para la redefinición de términos a fin de dar continuidad al curso interrumpido por Trump, anunciando que ya se están llevando pláticas entre los países involucrados. En cuanto a China, la semana pasada, el presidente Xi Jinping, «se coronó» en Davos, durante el Foro Económico Mundial como defensor del libre comercio y líder del mundo global… El tablero de la política mundial está al revés y todavía no hemos visto nada.
México es uno de los cinco socios comerciales más importantes de EUA (siendo los otros cuatro China, Canadá, Japón y Alemania). El comercio en bloque de América del Norte representa para USA el 30% del total de lo que EUA comercia con el resto del mundo, dos veces más respecto al volumen de comercio con China y diez veces más en valor respecto con el Reino Unido (Financial Times 24.1.2017)
Los doce países signatarios hasta el 24.01.2016, eran Australia, Brunei, Canadá, Chile, EUA, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
La realidad es que aunque México también ofrece enormes beneficios a EUA y que amenazas como las del 35% de impuesto a los productos que se vendan en EUA provenientes de empresas que decidan manufacturar en México en vez de en EUA- en sí una contradicción a línea política republicana, lo que le ocasionaría muchos problemas con el congreso-, México sería el miembro más débil en las mesas de negociación y saldría muy lastimado si NAFTA dejase de existir.
Paradójicamente y aun así México no tiene nada que perder, porque lo que haya que perderse ya está perdido con Trump y nuestra relación comercial con este país se regiría por las reglas y normas del WTO (de todas formas las disputas que se suceden hoy en el NAFTA, a falta de órganos supranacionales o de simples paneles, son comúnmente resueltas frente a este organismo).
En mi opinión México debe adoptar una actitud cordial pero de firmeza y no aceptar condiciones que lo coloquen en desventaja. Es verdad que mucho está en juego y que más que la renegociación del NAFTA, su renovación era necesaria y comenzaba a hacerse urgente (por ejemplo respecto al tema laboral y ambiental y a respecto a la creación de órganos supranacionales) pero bajo la directriz de Trump sería someter al país en los siguientes dos años a un proceso de renegociación incierto y tortuoso entre aquella administración (sí, la que hemos estado viendo en acción las últimas días/horas) y el equipo de Peña Nieto, que ha estado caracterizado por el escándalo, las pugnas internas y la ineptitud, lo que nos permite vislumbrar un paisaje desalentador: un camino peligroso y muy complicado.
Dos años sádicos de pura tortura y ambivalencia al estilo Trump, podrían provocar que muchas otras empresas decidiesen dejar de invertir o cerrar sus plantas en el país y le restarían a México aún mayor fuerza para negociar otros acuerdos.
Si EUA amenaza con decir adiós al Tratado de Libre Comercio como estrategia de presión para renegociar sus cláusulas y estos términos no son satisfactorios para México, México debe resistir y no someterse a un escenario indigno y caprichoso.
Quizás haya llegado el momento de rescatar el campo mexicano del abandono, de exportar más aguacate a Europa (en donde el consumo crece mes con mes), de comenzar a apreciar las manos que tanta riqueza le generan al país vecino y el “¡Bienvenido paisano!» que adorna las fronteras se convierta en una realidad y deje de ser un mantra doloroso, quizás haya llegado el momento de buscar nuevos aliados comerciales, y muchas otras cosas más…
Definición vs. confusión , inteligencia vs. protagonismo, dignidad vs. servilismo, es lo que necesita México en este momento. Dicho lo anterior que se abran las puertas a la renegociación del TLC: «Thank you for coming Mr. President, shall we?»