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Discurso de Gabriel Boric
Loris Zanatta desata debates siempre estimulantes. Muy atractivo su texto sobre cómo mirar a los dos populismos (de los países centrales y de Hispanoamérica) de modo diverso.
Creo importante marcar dos cosas que no están en su texto.
Una, que el populismo en los países centrales es mucho más peligroso para el mundo que los populismos periféricos. Mussolini y Hitler nos llevaron a la guerra. Trump puede hacerlo. Europa se rompería con el Frente Nacional en Francia o Beppo Grillo en Italia. El peronismo, que ha sido el populismo más exitoso -por su persistencia y larga duración- tuvo innumerables defectos pero nunca amenazó con ir a la guerra.
Segundo tema: la tradición anti-liberal hispánica existió, por supuesto. Pero en España también hubo fuerzas, muy dinámicas, favorables al liberalismo político, el libre pensamiento y la tolerancia. Descartados por «afrancesados», nuclearon gran parte de la «intelligentzia» en tiempos napoleónicos y la rebelión de Riego. Además de una constitución modelo por su liberalismo, nos salvó a los hispanoamericanos y a los argentinos en especial, de la más peligrosa expedición española para reconquistar Buenos Aires.
Si bien los jesuitas encarnaron el espíritu de la contra-reforma, fueron la espada española del Papado italiano. En España hubo abosolutistas anti-liberales, pero también una vigorosa presencia liberal. En los Estados Pontificios y el Vaticano, en cambio, la bandera anti-liberal fue sostenida sin fisuras prácticamente hasta Juan XXIII; pasada la mitad del siglo XX.
En síntesis: la tradición anti-liberal es mucho más fuerte en Roma que en España. Y el Papa se llama Bergoglio. Acaso nuestro querido Loris tenga su corazoncito «nac» (nacional y popular) y por eso termina echando más culpas a los españoles que al papado italiano. Todo esto, sin marcar que, como concluye el gran historiador inglés Elliot, los británicos quisieron copiar al imperio español e instalar un Estado anti-liberal pero no les dio el cuero.