EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Está sentado en una silla plegable, pone la mano y espera que le caigan las monedas de la gente que camina, con prisa, para subir al subte, como llaman los argentinos al metro. Santiago Pinetta, de 84 años, parece un mendigo más pero no lo es. Este hombre, de rostro y manos afiladas, hoy ve poco porque las cataratas le nublan los ojos pero hace unos años fue el primero en mirar con lupa y contar, con todo lujo de detalles, uno de los casos de corrupción más emblemáticos de la etapa del Gobierno de Carlos Menem (comparado con lo vino después apenas migajas). Se trata del escándalo Banco Nación-IBM donde se filtraron cerca de 40 millones de dólares de la Administración por la grieta de la corrupción, a cambio de un contrato de unos 500 millones de dólares.
Pinetta era entonces, allá por los cercanos 90, un periodista reconocido. Trabajó en los principales medios de Argentina como La Nación, El mundo, las revistas Primera Plana o el Informador Público. En las páginas de Clarín dio cuenta, con todo lujo de detalles, de la trama creada para que “la cometa” (soborno) por adjudicar a IBM el software que necesitaba el Banco Nación, volara y aterrizara en los despachos adecuados.
Asaltos con navajas, cortes en el estómago y palizas diversas no lograron amedrentarlo pese a tener que pasar por el hospital. Le rompieron los dientes, las costillas y le grabaron en el pecho, con la navaja, las siglas IBM.
El hombre escribió un libro que tituló “La nación robada” y según contó él mismo en el programa Intratables, “los servicios de inteligencia del Gobierno compraron toda la edición” para evitar que los argentinos leyeran la verdadera historia de aquel caso.
La televisión lo rescató del subte, le puso corbata y le sentó en una butaca donde demostró ser pobre pero seguir lúcido.