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Discurso de Gabriel Boric
Por Carmen DE CARLOS, para SudAméricaHoy
La Rioja es de esas provincias argentinas que tiene su réplica (o viceversa) en España. Pero, pese a compartir nombre, lo cierto es que no pueden ser más diferentes una de otra. En busca de algún recuerdo a la de la península, la brújula del paladar nos deja en Buenos Aires y para más señas, en la Avenida Belgrano casi esquina a la 9 de Julio. En esta dirección los cinco sentidos no engañan. El restaurante de Pedro Bello es leal a esta Rioja del otro lado del Atlántico. La carta es completa y jugosa, como sus tapas, raciones y platos de fondo.
En Rioja pasa lo que mismo que en los restaurantes japoneses genuinos. La clientela incluye casi siempre a nacionales y eso significa que el lugar cumple con la promesa de sabores pero también con una decoración moderna, atención cordial y abundancia en sus raciones. Las carnes se hacen al gusto del consumidor y los marisco, como debe ser, al de la casa. Hay platos con nombres de provincias y otros con el sello argentino (las milanesas no pueden ser escalopes). Lo bueno es que, en general, todos son lo que dicen ser. El cochinillo sabe a cochinillo, la paella a paella yel pisto al pisto. Para el pescado conviene aclarar que se quiere al gusto español (poco hecho). En cuanto al vino, la carta ofrece una selección digna y respetable.
Dicho todo esto, conviene recordar los postres (lo típico del jamón serrano, la tortilla española, quesos, guisos y esas cosas, se da por descontado que son de nota). Dulce sin empalagar, el arroz con leche y la crema catalana no tienen un pero y las tartas de cumpleaños (por encargo o por sorpresa) son una experiencia recomendable para repetir todos los años. La guinda de la comida (al mediodía hay menú ejecutivo) es la cuenta. Todo depende de lo que pidas pero oscila entre 300 y 400 pesos (entre 18 y 23 euros)
Abiertos de lunes a sábado. Efectivo y tarjeta.