domingo, 20 de mayo de 2018
«Debates en un Estado de Derecho, algo más que palabras», por Federico PONCE ROJAS

Por Federico PONCE ROJAS, para SudAméricaHoy

“El escandaloso fracaso del Estado de Derecho, donde la procuración e impartición de justicia terminaron por convertirlo en Derecho de Estado”  Ignacio Morales Lechuga.

Actualmente, la democracia no sólo está en peligro como afirma el maestro Morales Lechuga, si no que se encuentra herida de muerte, el modelo actual es discutible y controvertido ya que ha sufrido cambios notables con las practicas, ejercicios políticos, consideraciones potestativas, éticas y morales.

La transformación de la democracia política se da en relación con las condiciones sociales del estado, el poder público y su ejercicio.

El eje más firme y solido de la democracia históricamente ha sido “el poder del pueblo”, sin embargo, las formas de expresión, los ejercicios políticos de los partidos y su descomposición, las falsedades, los agravios, se han refugiado en las practicas más obscuras de la política olvidando su sentido primigenio que es servir a la nación.

El proceso electoral actual nos costará a los mexicanos la indescifrable suma de 28 mil 108 millones 527 mil 986 pesos, cantidad que mantiene a la partidocracia engolosinada con los recursos públicos.

La renuncia de Margarita Zavala a la candidatura independiente, se ha dicho, obedeció a la falta de recursos para conquistar el voto, la realidad es otra y afecta desde luego la esencia política que debe revestir esta nueva forma de democracia.

Los debates realizados hasta hoy, no lo han sido, pues un debate es, una discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas, en este caso, de ideas y proyectos para alcanzar el bien común, expresadas con argumentos sólidos y fundados para lograr este propósito; lo que hemos visto, incluido el efectuado el día 16 pasado con los candidatos al gobierno capitalino han dejado una estela de insatisfacción y desencanto, pues se empeñan en encasillarse en el populismo, en la ofensa y la diatriba, apartándose de propuestas viables y de beneficio común, cuando someramente las llegan a hacer, rayan en la inviabilidad, en la inconsistencia, vamos, en lo amorfo, por decir lo menos, muchas de ellas parecieran ser sueños alucinógenos y otras agravios frontales en contra de la economía del país, afectando desde luego a los más necesitados.

Las amenazas, la violencia moral en contra de empresarios, de inversiones u obras tan necesarias en un país que tiene al turismo como una de sus principales fuentes de riqueza, tales como el NAICM, cuya cancelación o suspensión afectaría a 43 mil trabajadores y sus familias que quedarían en la zozobra, más todas las implicaciones que esto conlleva, nación abierta a recibir por lo menos 60 millones de visitantes, es solo un ejemplo que ya la solo expresión de estos exabruptos, tienen en su haber daños ocasionados a la economía nacional, impactando desde luego al tipo de cambio de nuestra moneda.

¿Que nos espera para el debate de los candidatos a la presidencia de la república? Sinceramente la decepción, el desencanto y la desilusión serán difíciles de remontar, ante una ciudadanía harta de la violencia, crimen, corrupción, la impunidad, incrédula ante la partidocracia y ahora ante la debilidad de candidatos independientes.

Requisito sine qua non para la democracia, es que el poder público se organice en instituciones sociales que proporcionen los medios para que los gobernados puedan reemplazar a los gobernantes de una manera transparente, en elecciones libres que no estén viciadas por la infamia de la calumnia, el denuesto de unos y otros y los intereses partidistas o singulares de candidatos.

Elecciones libres que decidan quien detenta las posiciones del gobierno en un estado democrático.

 

Una regla básica de la democracia son elecciones libres, libertad que se ve coartada en el votante con la configuración de su opinión, ya que el acceso a la información política relevante está viciado por esta descomposición social en los procesos electorales respectivos, la defensa del ciudadano común frente a la manipulación emocional estriba en el conocimiento transparente de una realidad política y jurídica sin sesgos, vicios o atavismos que la transgreda.

Es fundamental rescatar la participación ciudadana en la vida política del país, hoy tan compleja y opaca para el ciudadano común; no podemos abdicar al papel central que nos corresponde en una sociedad contemporánea como la nuestra. La respuesta de las instituciones a esta evolución política no ha sido pronta, pero eso no es motivo para “mandarlas al diablo”, pretender gobernar sin ellas es dictadura.

El acceso libre a la información política relevante sin distorsiones y engaños resulta de la mayor importancia para la democracia y fortalece su ejercicio cuando las decisiones políticas y judiciales son congruentes con el Derecho de manera lógica, racional y comprensible en el contexto social.

Gobierno y vida política como valores de la democracia es lo que todos esperamos de los debates. ¡No más ataques y lesiones a la democracia!

Federico Ponce Rojas