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Discurso de Gabriel Boric
Por Ignacio PERALES, para SudAméricaHoy
El PT de Brasil lo tiene claro, su único y gran líder histórico es Luiz Inacio Lula Da Silva. Al partido poco le importa lo que diga la justicia y los efectos de tener a su elegido, de 72 años, en la cárcel. Para ellos y para el 30 por ciento de los brasileños –según las encuestas- el candidato es él. Con esta convicción el PT lanzó la candidatura, del hoy preso por corrupción, a la presidencia del gigante sudamericano. Pero, salvo que la ley deje de serlo, Lula no podrá concurrir a las elecciones. El ex presidente (2003-2011), en un alarde de transparencia y presunta honestidad, antes de abandonar el cargo dictó la ley de “Ficha limpia” que impide presentarse a las elecciones a aquellos imputados, investigados, procesados y sentenciados por no tener las manos limpias. Víctima de sí mismo, por esa ley y por los delitos por corrupción pasiva y lavado de dinero, por los que purga una condena de doce año y un mes entre rejas, Lula ha demostrado que puede armar mucho ruido desde su confinamiento pero eso es todo. Su única opción, ironías de la historia, sería un indulto. ¿Lo hará Michelle Temer? El actual presidente sabe que, en cuanto abandona el Palacio de Planalto recorrerá, casi con certeza, el miso camino que el del viejo sindicalista. Únicamente uno de esos pactos a la brasileña podría cambiar el destino de Lula y… el de Temer.