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Discurso de Gabriel Boric
Por Alfredo BEHRENS, para SudAméricaHoy
En América Latina casi no confiamos en quien no conocemos. Los brasileños y los colombianos andan entre los más desconfiados. Solo 5% de ellos dice que confía en quien no conoce. Los otros latinoamericanos no andan mucho mejor. Ni siquiera España, cuyo índice de desconfianza ronda los 20%.
Naturalmente, todos confiamos en nuestras familias. Los holandeses, los suecos y otros parecidos a ellos, también son humanos y confían en sus familias. Solo que la diferencia entre confiar en su familia o en quien no conocen ya es muy pequeña entre ellos. Entre los latinoamericanos esa diferencia es 7 veces mayor que entre las tribus germánicas.
Porque desconfiamos mucho más del desconocido, buscamos aquilatarlo cuando con necesitamos hacer algo con él que precise de confianza, como trabajar juntos. Evitamos aquello que pudiera provocar una brecha y, llenos de remilgos, no le preguntamos por su religión, o su preferencia política. A veces, ni siquiera le preguntamos por cuál cuadro de fútbol hincha.
Para cuando necesitemos saber sugiero una forma simpática de examinar al otro sin despertar sospechas: pregúntele quién prefiere que gane en el cartoon de la Warner Brothers: ¿el Coyote o el Correcaminos? Como es casi un juego de niños, ciertamente el desconocido bajará su guardia.
Resulta que los sajones y sus parientes al Oeste del Océano Atlántico hinchan por el Coyote en lugar de hinchar por el Correcaminos. El genio creador del cartoon, Chuck Jones, lo hizo así justamente teniendo en cuenta su platea de jóvenes estadounidenses. Pero resulta que los latinoamericanos, los españoles, los indios de la India, y quien sabe cuántos más, preferimos alinearnos con el Correcaminos. El Coyote nos cae gordo porque donde el estadounidense ve iniciativa, foco y resiliencia en el Coyote, el latinoamericano ve falta de gracia, obsesividad y control.
Ya mostré que esta diferencia de alineamiento provocaría ineficacia de la gestión de las multinacionales norteamericanas en Latinoamérica, porque los dueños de las multinacionales tenderían a nombrar tipos coyotes para dirigir las subsidiarias en nuestros países, donde los subordinados correcaminos resistirían a ser mandados por un tipo coyote.
¡Ahora resulta que también puedo mostrar que, entre jóvenes ejecutivos, quien prefiere que el Correcaminos escape del Coyote también prefiere que se vayan de los gobiernos los populistas de cualquier pelaje!
Por ejemplo, ciertamente hay quienes, prefiriendo que el correcaminos escape del coyote, también tienen buena opinión de la gestión del Presidente Bolsonaro del Brasil. Pero estos son menos. Son más los que prefiriendo que el Correcaminos escape también tienen una pésima opinión del gobierno Bolsonaro. Tanto que, al restarle a los que tienen buena opinión el porcentaje de los que consideran el gobierno de Bolsonaro malo o pésimo, la atractividad del gobierno Bolsonaro cae a niveles muy negativos! En otras palabras, es más probable que quien hincha por el Coyote también apoye a Bolsonaro.
En mayor o menor grado, lo mismo ocurre también con los gobiernos del Mexicano López Obrador y del Inglés Boris Johnson. Sólo se salva, aunque raspando, el populista Donald Trump. Aun así, la proporción de coyotes apoyando a Trump es casi tres veces mayor que entre los que prefieren que el correcaminos escape.
Entonces ya sabes, si al encontrar un brasileño quieres saber si le viene bien el gobierno Bolsonaro, no se lo preguntes directamente, puede ser peligroso. Pregúntale si hincha por el Coyote, y aun si se sonriera al asentir con la cabeza, pueda que sea más seguro salir corriendo.