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Discurso de Gabriel Boric
Por Jorge ELÍAS (El interin)
Casi un año sin clases presenciales en colegios y universidades dejó su secuela en Argentina: aumentó la desigualdad; se perdieron aprendizajes; hubo deterioros en la salud de alumnos, docentes y no docentes, y existe el riesgo de menores posibilidades de empleo. Este cuadro alienta otro peligro, el de la deserción escolar, según Guillermo Jaim Etcheverry, médico, presidente de la Academia Nacional de Educación.
El inminente comienzo de las clases coincide con la tragedia de una chica de 18 años. La de Úrsula Bahillo, de apenas 18 años, brutalmente asesinada por su pareja, Matías Ezequiel Martínez, de 25, oficial de la policía de la provincia de Buenos Aires en la ciudad de Rojas.
En Argentina, según el Observatorio de las Violencias de Género, ha muerto una mujer cada 25 horas entre el 1 de enero y el 9 de febrero de 2021. Lo cual refleja la ineficacia del Estado, sobre todo después de haber denunciado las amenazas y no haber sido protegida, conviene Sandro Abraldes, fiscal general ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal.
Las reivindicaciones femeninas, exigidas por colectivos como Me Too, Ni Una Menos y otros, eran una cuenta pendiente, pero también abrieron una profunda grieta entre mujeres y varones desde las posiciones feministas más radicalizadas.
De eso trata el último libro del investigador y consultor en vínculos humanos Sergio Sinay, La ira de los varones, Qué pasa con los hombres en la era del feminismo (Ediciones B), cuya redacción, confiesa, “fue como caminar en un campo minado” ante la posibilidad de detonar “una reacción airada, un escrache, una descalificación, una acusación ad hominem”.
¿Lo incluyente, empezando por el idioma, terminó siendo excluyente, especialmente para los varones?