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Discurso de Gabriel Boric
Por Mario Oscar CARRICART, para SudAmericaHoy (SAH)
El Congreso Paraguayo sancionó el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo para autorizar a las Fuerzas Armadas a intervenir en conflictos internos, otorgándole amplias facultades al Poder Ejecutivo.
El objetivo de este proyecto de ley es utilizar a las Fuerzas Armadas para combatir al insurgente Ejercito del Pueblo Paraguayo (EPP), que viene realizando distintas acciones armadas en territorio guaraní.
Desde el oficialismo hubo encendidas defensas de esta medida y algunas de ellas como la de Mirta Gusinsky. Senadora Colorada y madre de una víctima del EPP, apeló a la sensibilidad al argumentar: “Nunca voy a recuperar a mi hija pero no traben la posibilidad de eliminar al EPP, para evitar más víctimas”.
Dice el dicho que “para muestra basta un botón” y el gobierno de Cartes no lleva veinte días de gestión y ya comete su primer gran error político que en el futuro seguramente traiga consecuencias trágicas para la sociedad paraguaya.
En Paraguay, Argentina, Colombia o cualquier otro país de Latinoamérica a quienes se organizan para atentar contra el sistema democrático, sin importar la ideología en la cual se embanderen, se los debe reprimir con la ley, apegándose a las garantías constitucionales y apelando a las fuerzas policiales que son las encargadas de reprimir las alteraciones a la paz social.
Suprimir las garantías, hacer un uso excesivo de la fuerza y poner a las Fuerzas Armadas a reprimir las organizaciones terroristas dentro del territorio del país no solo es un atentado contra el orden constitucional de una Nación sino también hipoteca el futuro de ese país al poner en serio riesgo las instituciones democráticas. Utilizar a las Fuerzas Armadas en conflictos internos es lo mismo que hacer un pacto con el diablo.
No se puede elegir cuando se es democrático y cuando se es un poquito menos democrático. Cuando más peligran las instituciones democráticas de una Nación es cuando se deben profundizar los principios republicanos y democráticos. La violencia no se combate con violencia, el autoritarismo no se combate con autoritarismo sino con la ley y la justicia.
Zorrilla de San Martín decía que “Hay que evitar el combate en lugar de vencer en el. Hay triunfos que empobrecen al vencido, pero no enriquecen al vencedor”, si el Paraguay por orden de su presidente con sus fuerzas armadas entran en combate con el EPP es seguro no solo que no se enriquezca sino también que no haga más que llevar dolor y muerte a toda la sociedad y en el futuro no puedan distinguir a vencedores de vencidos ni a las victimas de los victimarios.
Paraguay debería haber aprendido de las experiencias latinoamericanas, Argentina, Uruguay, Chile son algunos claros ejemplos de lo que puede suceder cuando las fuerzas armadas son utilizadas en conflictos internos, terminan transformándose en un monstro de siete cabezas que con el derramamiento de sangre comenzará a volverse incontrolable, insaciable y una abominable fuerza que asume tener el derecho de ir por todo para asegurar la paz.
Hoy piden facultades para el presidente, mañana le pedirán ordenes al presidente, luego le pedirán a este que les de facultades para no esperar esas ordenes para finalmente asumir la presidencia para asegurar la victoria, darles poder a quienes detentan y custodian las armas de la patria es peligroso, temerario y torpe.
El congreso paraguayo ha abierto hoy las puertas del infierno.
El Presidente Cartes ha convocado al mismísimo diablo para combatir el mal que representa para los paraguayos el EPP.