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Discurso de Gabriel Boric
Quito. Por Susana MADERA/Efe
El centro histórico de Quito con sus iglesias, arte, casas coloniales, plazas, calles de ensueño, historias y misterios, es una postal a la que el Municipio quiere inyectar más vida con la generación de espacios públicos, para que turistas y residentes le den un nuevo ritmo sin dejar de admirarlo.
Para ello, el Ayuntamiento se ha embarcado en un proyecto para crear espacios donde la gente pueda practicar deportes, nuevos sitios de contacto con la cultura o lugares de relajación familiar.
Así, por ejemplo, para la memoria quedarán los autobuses, la contaminación de todo tipo y el ajetreo ciudadano que durante treinta años caracterizaron al terminal terrestre de El Cumandá, que, a partir de este año, protagonizará una nueva historia, esta vez relacionada con el deporte y la cultura.
Según Ana María Armijos, directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio, se trata del proyecto más grande de «generación de espacio público» con el que buscan, entre otros aspectos, acercar más a la ciudadanía al centro histórico de Quito, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
«El Cumandá es el patrón para seguir haciendo espacio público», aseguró Armijos, quien ha sentido la necesidad de la gente de nuevos espacios para la recreación, distintos a las tradicionales plazas del centro histórico, de uso «mayoritariamente político y de participación ciudadana».
Aunque se mantuvo la base del edificio, se derrocaron plataformas y se hicieron arreglos para el nuevo uso del lugar, que esperan se convierta en un pulmón de salud, alegría y cultura en medio de la cada vez más asfáltica y agitada capital ecuatoriana.
Tienen como experiencia lo ocurrido con una plaza en uno de los ingresos al centro histórico, donde removieron un monumento, colocaron piletas y un jardín vertical.
De pronto, «de la noche a la mañana» -según Armijos- el sitio antes no muy concurrido, tuvo entre sus principales visitantes a niños que mezclaron sus risas y juguetones gritos, con el ruido de los autobuses y coches que rodean a la Plaza de San Blas.
La idea de un centro deportivo y cultural en el ex terminal prevaleció ante opciones como la creación de un centro comercial, un patio de comidas con una gran terraza o un museo.
Para fines de año se espera inaugurar el centro deportivo y recreativo con canchas de fútbol, voleibol, espacios verdes, siete piscinas, baños de cajón, salas de baile, gimnasio, aeróbicos y salas de ajedrez.
«En una mezcla medio híbrida, que le tenemos mucha fe a que salga bien, va a haber unos espacios culturales manejados por la Fundación Museos de la Ciudad», añadió Armijos al adelantar que también habrá una maqueta «muy grande» de la ciudad.
Con ella pretenden representar una ciudad en movimiento, «que va creciendo, que ya no es sólo el centro histórico», sino que hay un distrito metropolitano con sus parroquias urbanas y rurales.
Salas de exposición, atracciones especiales para niños, espacios para la tercera edad y otros dedicados a escuchar música, así como zonas para contemplar el paisaje y una «gran terraza» también forman parte del proyecto en el que se han invertido unos diez millones de dólares.
Armijos recordó que cuando se cerró el terminal terrestre hace unos cuatro años, negocios del sector, varios hoteles entre ellos, cerraron por la falta de gente, pero se congratuló de que ahora quienes habitan la zona han empezado a embellecer las fachadas.
Junto con el proyecto de El Cumandá, el Municipio también prevé la creación de otras plazas en el centro histórico de Quito, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad hace 35 años.
Asimismo, se incluye el arreglo de escalinatas en un programa general de generación de espacio público y equipamiento en el que se calcula una inversión de unos 30 millones de dólares entre 2012 y este año.
Con estos proyectos, el Municipio busca más condiciones de habitabilidad en el centro histórico para que la gente que lo visite, «lo viva» y derrocar la visión de tenerlo dentro «de una cajita de cristal» imaginaria, sólo para «adorarlo», según Andrea Moreno, coordinadora del Museo de la Ciudad.
El proyecto forma parte también de la pretensión del Municipio de que la gente decida habitar el centro histórico, y se sume a los algo más de 40.000 que residen en la zona, una de las de mayor atracción turística de Ecuador, pues es considerada uno de los más importantes conjuntos históricos de América Latina.