jueves, 31 de julio de 2014
Argentina no lo ve ni lo reconoce pero sufre el «default»
 El ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, habla durante una rueda de prensa en el Consulado de Argentina de Nueva York. Foto. Efe

El ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, en rueda de prensa en el Consulado de Argentina de Nueva York. Foto. Efe

Buenos Aires/Nueva York. M. SANCHO CARDIEL/I.Perales/Efe/SAH

El laberinto argentino con la deuda impaga terminó, al menos de momento, en un nuevo cese de pagos. Además, en desacato a la sentencia de la justicia estadounidense a la que se sometió voluntariamente el país. No obstante, el Gobierno, a través del ministro de Economía, Axel Kicillof, continuó sosteniendo el discurso de que «no hay default» porque ordenó un giro a los bonistas que habían reestructurado su deuda que quedó bloqueado por decisión del juez Thomas Griesa y aunque no llegó a sus destinatarios, considera que eso es problema del magistrado. El Gobierno, al ordenar la transferencia, ya sabía que tenía una orden judicial que se le prohibía hacer esa operación.

La agencia de calificación Standard & Poor’s rebajó la deuda de Argentina a la categoría de cese de pagos selectivo, pero  Kicillof insistió en que no puede darse esa situación si hay solvencia y aseguró que «mañana (por hoy) será otro día y el mundo seguirá andando». Hugo Moyano, lider de la CGT (Confederación General del Trabajo) consideró «un capricho del Gobierno» entrar en suspensión de pagos. «Mala decisión», consideró el diputado peronista Francisco de Narváez mientras que el diputado socialista Hermes Binner, lamentó «una negociación con gente inexperta» que terminó «en este gran problema por gente inoperante»m en alusión al gobierno. «Es muy calro que dejamos de pagar y eso es default».

El fondo NML, que encabeza Paul Singer y uno de los litigantes, manifestó: «Durante este proceso el mediador propuso numerosas soluciones creativas muchas de las cuales fueron aceptables para nosotros. Argentina se negó a considerar seriamente cualquiera de ellas y eligió el default».

Kicillof, evitó hablar de consecuencias y reiteró, «no existe, porque es insólita, porque es incomprensible, porque es absolutamente novedosa».

Thomas Griesa

Thomas Griesa

«El dinero está ahí, evidentemente. Si fuera un ‘default’ (cese de pagos) no estaría allí», dijo el funcionario, al referirse al giro bloqueador por Griesa de 1.031 millones de dólares el 26 de junio.
El ministro añadió que «Argentina ha tenido una dolorosa situación de ‘default’ en 2001» pero que en esta ocasión lo que sucede «no es relativo a la solvencia ni a la voluntad de pagar de la República Argentina».
Kicillof ofreció las mismas condiciones de los canjes de 2005 y 2010 que supusiron quitas hasta del 65 por ciento.
Por otra parte, no descartó una posible compra total de la deuda por parte de ADEBA (Asociación de Bancos de Argentina) para deshacer el entuerto, escenario que se daba como seguro por la mañana.El ministro de Economía, pese a todo, fijo:«Puede haber una solución entre privados. Pueden aparecer soluciones de este tipo», dijo Kicillof, no sin antes recalcar que al tratar con fondos de riesgo, «no se sabe si la solución tiene algo que ver con lo que pasa en la mesa o algo que pasa fuera de la mesa y les da beneficios».

El ministro acusó al juez Griesa de «no resolver», de resultarle «todavía novedosa» la complejidad del caso, tras haber creado él mismo un «rompecabezas judicial» que ha desembocado en este «default».
Kicillof dijo «no entender la justicia estadounidense», en concreto la redacción de la cláusula «pari passu» que bloquea el pago a otros bonistas si no es simultáneo al de los «holdouts».

La presidenta Cristina Fernández

La presidenta Cristina Fernández

Esa condición ha provocado el escollo del litigio, al entrar en conflicto con otra cláusula, la RUFO, que firmó Argentina con los bonistas con quitas para protegerles de futuros tratos más benévolos, como el que piden los demandantes ahora.
Pero, sobre todo, le culpó de haber dejado la decisión de la medida cautelar o «stay» en manos de los litigantes, una decisión «polémica y desafortunada».
También desacreditó a las agencias de clasificación al preguntar: «¿Quién cree en las agencias calificadoras a estas alturas? ¿Quién piensa que son imparciales del sistema financiero?» y recordar que ellas mismas fueron incapaces de predecir el «default» de hace trece años.
El funcionario rememoró que «aquellos que le prestaban a Argentina conseguían tasas que no conseguían en ningún otro lugar. ¿Por qué? Porque había un riesgo y ese riesgo ocurrió. Tampoco es que entraron allí haciendo benevolencia».

Standard & Poor’s especificó que «en caso de que Argentina llegara a sanear el incumplimiento del pago de los bonos reestructurados» quedaría revisado. Daniel Polack, mediador judicial nombrado por el juez Griesa para llegar al acuerdo, fue determinante:«Un cese de pagos no es una simple cuestión técnica, sino un hecho real y doloroso que causará daño a gente de carne y hueso: a los argentinos de a pié, a los bonistas que aceptaron el canje y a los holdouts».
El mediador dijo que no es su papel atribuir responsabilidades ni encontrar culpables y tras recordar que trató durante cinco semanas de que Argentina y los fondos llegaran a un acuerdo, volvió a ponerse a disposición de ambas partes para encontrar una solución.
Pero también subrayó que si algo le ha quedado «perfectamente claro» a lo largo de este proceso de negociación, es que todas las partes estaban obligadas a respetar las leyes estadounidenses.
«Los buitres y los especuladores siempre ganan. Son los pueblos los que siempre pierden», concluyó Kicillof.

Intervención completa de Axel Kicillof