EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Ernesto PÉREZ, para SudAméricaHoy
El Festival de Cine de Venecia, en su 77a. edición, que concluirá el próximo 12 de septiembre, ha sido singularmente avara de atención para el cine latinoamericano. Solo el mexicano, “Nuevo Orden” de Michel Franco aspira a los premios que atribuirá un jurado internacional presidido por la actriz australiana Cate Blanchett, mientras su compatriota Yulene Olaizola con “Selva
trágica” participa en la sección paralela oficial “Horizontes”.
De Brasil llegan el documental “Narciso em férias” de Renato Terra y Ricardo Calil, sobre el encarcelamiento del cantautor Caetano Veloso en el peor período de la última dictadura militar y el corto en Realidad Virtual “Gravidade” de Fabito Rychter y Amir Admoni, de Argentina los cortos, también en RV, “4 Feet High” de María Belén Poncio y Rosario Perazolo Masjoán y “Paper Birds” de Germán Heller y Federico Carlini y de Colombia el corto en concurso “Entre tú y MIlagros” de Mariana Saffon.
Pero la 77a. Mostra de Venecia no es un simple festival: es el ensayo
general de lo que deberá ser este tipo de manifestaciones en un próximo futuro, mientras duren las condiciones impuestas en todo el mundo por la pandemia del Covid 19.
Un ensayo general llevado adelante con gran esfuerzo por el nuevo
presidente de la Bienal de Venecia, Roberto Cicutto, y el director artístico Alberto Barbera, siguiendo las estrictas reglas impuestas por las autoridades sanitarias italianas.
Así pues, cada sala de proyección cubre solo un quinto de su
capacidad real pues cada espectador deberá tener butacas rigurosamente
vacías a su alrededor, a los dos lados y atrás y adelante, deberá mantener
puesto el barbijo tanto a la entrada y a la salida como durante la proyección y le será tomada la temperatura que no deberá superar los 37 grados.
Las entradas deberán se reservan con tres días de anticipación y cada
película se repite no menos de una docena de veces entre los once cines del Lido, reservados para los acreditados, y los siete a disposición del
público en diversos puntos de Venecia.
De esta manera será posible saber a ciencia cierta quien se sentaba cerca
de las personas eventualmente contagiadas, en el caso de que se descubriera un foco de infección, y así ser sometidas a tests rápidos.
Asimismo, para evitar las aglomeraciones típicas de años anteriores,
cuando docenas de personas (sobre todo jóvenes), estacionaban ante el Palacio del Festival desde la mañana para ver pasar a lo largo del día a las
estrellas, se ha levantado un muro de más de tres metros de alto que hará
que ese improbable desfile de luminarias del cine y las pocas delegaciones
artísticas invitadas, sea presenciado solo por cámaras televisivas que en
vivo y en directo transmitirán las imágenes en una pantalla gigante.
Por ende, nada de selfies, firma de autógrafos, estrecho de manos que
caracterizaban al festival, el más antiguo del mundo.
Después de Cannes, Karlovy Vary, Sarajevo y otros festivales importantes
que debieron anular sus eventos a causa del virus, Venecia relanza la unión del cine con el público, precedidos, siempre en Italia, por los
festivales de Bolonia y Bari, celebrados sin problemas en la última quincena de agosto, mientras aspiran a sucederlo Toronto, Telluride, Montreal, San Sebastián, Roma y Nueva York que ya confirmaron sus citas de septiembre y octubre, siempre que lo permita la situación sanitaria de los respectivos países.
Barbera y su equipo seleccionador han logrado incluir 18 películas en el
concurso oficial, con obras de cineastas veteranos como el israelí Amos Gitai y la francesa Nicole Garcia, otros de confirmada valía como el documentalista italiano Gianfranco Rosi, que busca repetir su León de Oro del 2013 con “Sacri GRA”, la directora teatral italiana Emma Dante, el rumano Kornél Mundruczó, la polaca Malgorzata Szumowska y el ya citado Michel Franco. Mientras una buena mitad de los seleccionados confían más en su propio talento que en sus respectivas carreras.
Más nutrida la sección fuera de concurso que entre obras de ficción,
documentales, cortos y proyecciones especiales reúne 28 tìtulos, entre ellos
el muy esperado “The Human Voice” de Pedro Almodóvar que se presenta como un emotivo homenaje a la actriz inglesa Tilda Swinton, uno de los dos leones de oro a la carrera junto con la china Ann Hui, que interpreta el célebre monólogo de Jean Cocteau “La voz humana” que el director manchego ya había visitado en su “La ley del deseo” de 1987 con su actriz fetiche de la época, Carmen Maura.
Aquí también se mezclan cineastas conocidos como la misma Ann Hui, el
norteamericano Abel Ferrara, que recibirá el premio Jaeger-Le Coulter, el
español Alex de la Iglesia, el ruso Mihail Konchalovsky y el también
norteamericano Frederick Wiseman con nombres nuevos como el italiano Antonio Maria Castaldo que, siendo él mismo bombero, rinde homenaje a sus compañeros en el documental “Fuoco sacro”.