EL VIDEO
Discurso de Gabriel Boric
Por Luli DELGADO para SudAméricaHoy
Esta pandemia no solamente amenazó el aire de nuestros pulmones. También atacó de muerte el aire de nuestras ínfulas.
A nosotros, que nos creíamos todopoderosos y que andábamos por la vida con una arrogancia insoportable, un buen día nos cayó un virus que, como balde de agua helada, más por las malas que por las buenas, puso en jaque a nuestra arrogancia y nos niveló a todos en el temor por nuestras vidas.
Acorralados por la emergencia, nos concentramos en lo inmediato.
El shock poco a poco fue pasando, y a regañadientes fuimos entrando por el aro de lo que dio en llamarse la nueva normalidad. Máscaras, alcohol, distancia, quédate en casa, pasaron a formar parte de nuestro nuevo cotidiano, mientras en diversas partes del mundo la industria farmacéutica redoblaba sus turnos a ver quién inventaba primero la vacuna salvadora.
Por fin, varios la inventaron, nos comenzamos a inyectar y la presión del pánico inicial ha ido bajando en el día a día. Pero como somos tercos incansables, ahora nos toca regresar a modo especulaciones por lo que está por venir.
Para muestra un botón. Esta semana en una misma edición de periódico aparecieron los siguientes titulares:
«¿La pandemia disminuyó la calidad de la democracia?«
«Ahora tenemos que hacer una revolución moral«
«La pandemia no acabó”
«No hay vacuna para esta crisis climática«
“No todo es tan arcoíris ni tan bonito como nos hicieron creer«
«Vendrán nuevos ataques de naturaleza viral, tecnológica o de terrorismo«
«Sin las personas adecuadas no hay tecnología que resuelva los problemas«
«Tenemos que centrarnos más en el ¨nosotros¨ y no en el yo«
«Todo aquello que hacemos tiene influencia en quien está en nuestro alrededor«
«El desafío de centrarnos en la pandemia de la obesidad«
En serio, toda esta urdimbre estaba concentrada en una única edición, que conste que no estoy inventando. Nada, somos como los ladrones, que se arrepienten no de haber robado, sino de que los hayan agarrado, y tan pronto los sueltan, vuelvan a las andadas.