domingo, 26 de enero de 2014
Vuelven las protestas contra el Mundial
Foto. Antonio LACERDA (Efe)

Foto. Antonio LACERDA (Efe)

Sao Paulo Por Alba SANTANDREU/Efe/SAH

Faltan Menos de cinco meses para que comience el Mundial de fútbol 2014 y, de nuevo, miles de brasileños se lanzan a las calles a protestar contra la organización del torneo. La furia oscila entre el malestar por el excesivo dispendio, cuando hay zonas paupérrimas en el país que necesitan atención, y la corrupción desatada en las obras públicas de un certamen polémico.

Aunque las manifestaciones de este fin de semana -el sábado-  son la sombra de lo que fueron las de junio, -en vísperas de la Copa Federación-, no dejan de ser multitudinarias. Además, dejaronn un saldo de centenar y medio de detenidos, destrozos a su paso y arrojan una imagen de Brasil que no es la mejor de todas.
El manifiesto de la convocatoria -inicialmente pácifica- denuncia, entre otros hechos, el sobrecoste en los gastos previstos en la organización del Mundial y achaca el aumento del presupuesto a la corrupción en las instituciones responsables de la construcción de los nuevos estadios que están siendo edificados para el Mundial.
«Es absurdo que Brasil organice una Copa del Mundo porque hay problemas como la salud, la educación y la vivienda que están en condiciones pésimas. En Sao Paulo todavía, pero en el nordeste hay situaciones dramáticas», reflexiona Daivis Souza, participante en la protesta de la capital paulista.
Brasil protestasAunque en la víspera de la jornada más de 40.000 personas habían confirmado su presencia a través de las redes sociales, la protesta tuvo un reducido seguimiento ya que en Sao Paulo, una de las más concurridas, el número de manifestantes no superó los 2.500, informó la Policía Militar.
Las marchas se repitieron más de una decena de ciudades de Brasil, entre ellas Brasilia, Porto Alegre y Belo Horizonte, también sedes del Mundial, aunque en la mayoría de casos el número de personas que acudieron para expresar sus reivindicaciones no fue mayor de 200, según medios locales.
En Río de Janeiro, donde se jugará la final de la Copa del Mundo, la concurrencia no fue tan elevada como en las manifestaciones de junio, que forzaron al Gobierno a anunciar planes en las áreas de salud y transporte para atender a las demandas de los brasileños.
En Sao Paulo, la manifestación comenzó frente al Museo de Arte Moderno (MASP), situado en la céntrica Avenida Paulista, y transcurrió de forma pacífica durante varias horas, acompañada en todo momento por un gran despliegue de la policía Militar (PM) y Civil, antes de que sucedieran actos de vandalismo.
Brasil protestas mundialAl final de la marcha de la capital paulista, un grupo de manifestantes rompió los cristales de varias entidades bancarias y un concesionario de coches y zarandearon un vehículo de la policía, según se presenció en las imágenes retransmitidas por los medios.
En la misma avenida, un automóvil fue incendiado después de ser alcanzado por un objeto ardiendo, aunque algunos de los manifestantes intentaron apagar las llamas.
Además de los establecimientos que iban cerrando al paso de la protesta, un céntrico hotel en el que varios manifestantes se habían refugiado alrededor de las 20.00 hora local (22.00 GMT) fue cerrado por las tropas de choque de la Policía Militar, que en varias ocasiones intentó dispersar a los congregados con tiros al aire y bombas de humo.
En el interior del hotel, la policía disparó pelotas de goma y sacó a los fotógrafos y periodistas que estaban dentro del mismo, amenazándoles con ser arrestados si intentaban entrar de nuevo. Un grupo atacó un autobús e intentaba hacerse con el dinero de la caja, mientras que otras personas intentaban disuadirles.
Por el momento, 143 personas fueron detenidas en dos ciudades en relación con los disturbios, 128 de ellas en Sao Paulo y 15 más en Natal.
En esta última ciudad un grupo de manifestantes intentó invadir el estadio mundialista Arena das Dunas y dañó una grada de acceso, informó el diario Folha de S.Paulo.
Un manifiesto repartido al inicio de las marchas denunciaba que Barsil no puede admitir megaeventos que «solo sirven para el lucro de las empresas».
«Nuestra propuesta es eliminar la Copa. Nuestro manifiesto es una defensa de las personas, en contra de los intereses de lucro y de aquellos que quieren transformar todo en mercado», agrega el panfleto.
En junio de 2013, durante la celebración de la Copa de las Confederaciones, las manifestaciones se sucedieron casi a diario durante dos semanas y llegaron a congregar a 1,2 millones de personas en una sola jornada de movilizaciones en todo el país.