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Alberto Andreo
Caracas, 4 sep (EFE).- La paleta de religiones que conforman la fe de los venezolanos ve como poco a poco va ganado fuerza el culto al fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), una creencia imparable que tomó un nuevo impulso esta semana con la aparición de una versión chavista del Padre Nuestro.
Sin embargo, esta no es la primera de las demostraciones de devoción que los chavistas le han hecho al fallecido líder y que van desde nombrarlo «comandante eterno y supremo» de la revolución bolivariana hasta construirle una capilla, poniendo de relieve que esta situación dista mucho de ser una moda pasajera y el enorme cariño y respeto que todavía muchos le profesan.
Desde su muerte, Chávez se le ha aparecido en forma de «pajarito», dos veces, al hoy presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y en una ocasión los obreros que trabajan en la construcción de los túneles del metro en Caracas pararon las máquinas tras descubrir en una de las paredes rocosas el rostro del comandante.
Chávez falleció el 5 de marzo de 2013 a consecuencia de un cáncer del que todavía se desconocen los detalles tras batallar contra él cerca de dos años, y que dejó ver públicamente su lado religioso.
La marea roja de simpatizantes que acompañó el féretro desde el hospital donde falleció hasta donde fue velado y días después a su actual lugar de reposo en el Cuartel de la Montaña, dio el pistoletazo de salida al crecimiento de la devoción.
Por entonces ya se había hecho famosa la frase «Chávez y Simón (Bolívar), juntos al Panteón», por la que la gente pedía al Gobierno que el fallecido presidente reposara junto a su idolatrado Simón Bolívar, una petición que chocó con impedimentos constitucionales.
Ya antes de «la siembra del comandante», como le gusta a los chavistas referirse a la muerte de su líder, la iconografía y mercadería en torno a su persona aparecía en cualquier acto de Gobierno en el que participaba, pero desde su muerte estas iniciativas dieron un salto.
A día de hoy una de las piezas más cotizadas es la camiseta con la mirada de Chávez, una imagen que se puede encontrar con facilidad en cualquier parte de la capital, unos ojos que saludan a los venezolanos desde el lugar menos esperado.
En el barrio 23 de enero, donde está enclavado el Cuartel de la Montaña, vive Elizabeth Torres desde hace más de 40 años, una de las mujeres a las que «el comandante» como ella le llama, le cambió la vida.
Es «la guardiana» de la capilla «Santo Hugo Chávez del 23» y guía un día a la semana a los visitantes que visitan el museo chavista en el que se ha convertido el Cuartel de la Montaña.
Torres cuenta a Efe que comenzó a construir la capilla 20 días después de la muerte del presidente al lado de uno de los puestos que éste ordenó habilitar en la zona para los vendedores ambulantes como ella, y todos los que van al cuartel hacen una parada en su capilla.
«Les gusta hacerse una foto en la capilla o darle las gracias al comandante bien sea por una casa, por salud», cuenta mientras revisa que las flores estén frescas, las estampitas limpias y que la tacita de café que le pone a una imagen de Chávez siga intacta.
Afirma que la oración del «Chavez nuestro» que tanto ha sonado en los últimos días la tuvo en su capilla hace semanas junto con una estampilla y no le parece del todo mal porque, asegura, «es algo normal» aunque señala que la construcción de su capilla «no quiere decir» que lo estén «santificando» o «elevando».
Su vecina y amiga, Clemencia Linares, tiene en la entrada de su casa un altar donde se mezclan Chávez, Jesucristo y Simón Bolívar.
«Primero fue Dios, segundo Simón (Bolívar) y tercero él (Chávez)» afirma convencida a Efe.
«Chávez nuestro que estas en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu legado para llevarlo a los pueblos de aquí y de allá», dice el inicio de la plegaría que se dio a conocer el pasado lunes en un acto del gobernante Partido Socialista (PSUV)
Y prosigue: «Danos hoy tu luz para que nos guíe cada día, no nos dejes caer en la tentación del capitalismo, mas líbranos de la maldad de la oligarquía, del delito del contrabando porque de nosotros y nosotras es la patria, la paz y la vida. Por los siglos de los siglos amén. Viva Chávez».
El arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, se pronunció sobre el tema a través de un comunicado que difundió hoy y fue más allá al señalar que la plegaria «Padre Nuestro» es «intocable».
«Quien dijera esa versión nueva e indebida del Padre Nuestro ateniéndose al texto literal estaría cometiendo el pecado de idolatría, por atribuir a una persona humana cualidades o acciones propias de Dios», dijo Urosa.