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Discurso de Gabriel Boric
La Habana. Por Sara GÓMEZ ARMAS
El proceso de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC salió de su punto muerto después de que las partes acordaran en La Habana la reanudación de los diálogos la próxima semana, del 10 y 17 de diciembre, con la prioridad de aminorar el impacto del conflicto armado en el país.
«Las delegaciones del Gobierno y las FARC, luego de analizar conjuntamente los hechos de las últimas semanas, consideramos superada la crisis», afirmaron hoy en un comunicado conjunto leído ante los medios por representantes de Cuba y Noruega, países garantes de los diálogos de paz.
La propia escenografía del anuncio lanzaba un mensaje de reconciliación con la presencia para la foto ante la prensa de las dos delegaciones de paz y que se selló con un inédito apretón de manos de los dos jefes negociadores, Humberto de la Calle por el Gobierno e «Iván Márquez» (alias de Luciano Arango Marín) por la guerrilla.
De la Calle y Márquez han encabezado las reuniones que durante dos días han mantenido en La Habana una delegación reducida a cuatro miembros de cada equipo negociador para intentar sacar el proceso del impasse que supuso el secuestro del general Ruben Darío Alzate, que llevó a la suspensión de las conversaciones.
Por parte del Gobierno ha asistido a estas reuniones el alto comisionado para la paz Sergio Jaramillo y los generales retirados Óscar Naranjo (Policía) y Jorge Humberto Mora (Ejército); mientras que por las FARC estuvieron «Ricardo Téllez» (Rodrigo Granda), «Pablo Catatumbo» (Jorge Torres Victoria») y «Pastor Alape» (Félix Antonio Muñoz Lascarro).
En el ciclo de conversaciones que arrancará la semana que viene está prevista para el 16 de diciembre la visita del quinto y último grupo de víctimas que participará en la mesa de negociación, para enriquecer con sus testimonios el debate sobre la reparación de las víctimas que centraba los diálogos antes de su suspensión.
Además del reinicio de los diálogos, las partes han pactado que, tras un parón que coincide con las fiestas navideñas, la mesa de La Habana retomará sus trabajos a mediados de enero de 2015 en una fecha aún por definir, lo que da previsión de continuidad al proceso.
Las partes también acordaron la creación de un «mecanismo permanente», que facilite la solución de «eventuales crisis» con la mediación de los países garantes, un gesto que evidencia la voluntad ambas delegaciones de dar garantías a la continuidad a estas negociaciones.
Lo cierto es que el secuestro del general Alzate y otras dos personas el pasado 16 de noviembre en el departamento del Chocó representó la mayor amenaza al proceso de paz desde su inicio, ya que provocó la decisión del presidente Juan Manuel Santos de suspender los diálogos por primera vez en sus dos años de recorrido.
Santos condicionó la reanudación de las negociaciones a la liberación de estos rehenes, algo que ocurrió el pasado domingo en un operativo que se desarrolló «sin contratiempos y de manera expedita», según el comunicado conjunto emitido hoy.
La captura del general fue justificada en su momento por la guerrilla como un «suceso normal» en una guerra, por lo que han aprovechado este episodio para reavivar el debate sobre la necesidad de una tregua bilateral y de «recomponer las reglas del proceso».
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han reclamado un cese el fuego bilateral desde que arrancara el proceso de paz, opción que también apoyan agrupaciones civiles y colectivos de víctimas.
El Gobierno siempre ha rechazado la posibilidad de una tregua porque consideran que la insurgencia ha aprovechado en otras ocasiones para fortalecerse militar y políticamente, sin embargo, Santos dijo que los negociadores de ambas partes dialogarán también sobre «qué tipo de gestos se pueden hacer para ir mostrando el camino para ir desescalando» el conflicto armado que azota al país.
El presidente de Colombia celebró la reanudación del diálogo y reiteró que rebajar la intensidad del enfrentamiento entre las partes es «un paso importante en la creación de confianza y de un mejor ambiente para poder avanzar más rápido» en las negociaciones.
La reanudación de las conversaciones anunciada marca un punto de inflexión en el proceso de paz, que acaba de superar su primera gran crisis con mensajes claros tanto del Gobierno como de las FARC de no dejar pasar la oportunidad de poner fin a un conflicto que dura más de cinco décadas y ha dejado 6,5 millones de afectados.