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Discurso de Gabriel Boric
Roma. Por Ernesto PÉREZ
El cine latinoamericano se pasea entre mayo y junio por toda
Italia de la mano del español con cuatro filmes de Argentina, Chile y Mexico
que integran el habitual Festival del Cine Hispanoparlante que se celebra en la
península itálica desde hace diez años por estas fechas.
Se trata del argentino «El ciudadano ilustre» de Mariano Cohn y Gastón
Duprat, que le significara a su protagonista, Oscar Martínez, la Copa Volpi
al mejor actor en el último festival de Venecia, los chilenos «Neruda» de
Pablo Larraín y «Rara» de Pepa San Martín y el mexicano «Un monstruo de mil
cabezas» del uruguayo Rodrigo Plá que ya tuvieron el raro honor de ser
proyectados comercialmente (y con mucho éxito) en un país como Italia poco
curioso de las cinematografías de otros países que no sea la
norteamericana.
Los cuatro, más cortos de Argentina, Colombia y Uruguay se pasearán con
once películas españolas por toda Italia, empezando por Roma y siguiendo
hasta fin de junio por Milán, Turín, Trieste, Treviso, Trento, Reggio
Calabria, Senigallia, Perusa y Campobasso.
La reseña hispana, que colma una añosa laguna de mercado, es fruto de una
loable iniciativa de Iris Martín-Peralta y Federico Sartori que la crearon
hace diez años y que celebran el redondo aniversario con una rica edición en
la que descuella el último film de Pedro Almodóvar, «Julieta», pretexto para
una aplaudida aparición de la musa picassiana del director manchego, Rossy de
Palma, protagonista de una autoentrevista en la que sola, sentada en el
escenario del cine Farnese, recordó divertidos momentos de la filmación.
Fue la ocasión para anunciar que está pensando en debutar como directora
con un film titulado «Pan y tomate» para el cual está buscando financiación
también en Francia y para declarar que no confía mucho en la promesa de
Almodóvar en Cannes de darle un papel glamoroso en su próxima película,
tras haberla mostrado sin maquillaje en «Julieta», «porque Pedro siempre tiene
tres proyectos a la vez y no está dicho que en el próximo entre yo».
Entre las once películas seleccionadas figura la desopilante comedía «La
noche que mi madre mató a mi padre», cuarto largometraje de Inés París con
una mayúscula aparición del argentino Diego Peretti que se toma en solfa a
sí mismo, premio del público en el último festival de Málaga, y declarada
la comedia española del año, pero también el drama policial «Tarde para la
ira» del conocido actor debutante en la dirección Raúl Arévalo que le
valió a la protagonista, Ruth Díaz el premio a la mejor actriz de la
sección Horizontes del último festival de Venecia.
No falta una mirada original a una de las tragedias de la vida cotidiana
española de este siglo como la explosión de la burbuja inmobiliaria que en
2007, justamente el año del primer festival del cine hispanoparlante en
Italia, dejó en la calle a miles de familias que no pudieron pagar sus
hipotecas y que Eduard Cortés en «Cerca de tu casa» decidió presentar en
forma de comedia musical a la Jacques Démy.
También figuran en el programa «El olivo», primera aventura en el cine
español del guionista inglés Paul Laverty, famoso por su añosa
colaboración con Ken Loach, que cuenta una fábula ecológica sobre un olivo
transplantado en Alemania que una nieta quiere devolver a su abuelo, enfermo
de pena por la pérdida de su olivar y «La mano invisible» de David Macián
sobre un reality-show que explota la desocupación para mostrar a que niveles
de degradación está dispuesto a llegar un ser humano para poder conseguir un
trabajo.
Pero para Martín-Peralta y Sartori esta es una ocasión para echar una
mirada atrás hacia este festival, reproponiendo títulos de otras ediciones
como el sofisticado «Blancanieves» de Pablo Berger, el erudito y cerebral «El
silencio antes de Bach» de Pere Portabella y la comedia sexy «Al final del
camino» de Roberto Santiago, como una forma de enterrar el pasado y pensar ya
en la undécima edición.