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Discurso de Gabriel Boric
Sao Paulo. Por Alba SANTANDREU/Efe/SAH
América Latina podría llegar a crecer un 5,6 % anual, frente al 3 % actual, si consigue mejorar su productividad en los próximos diez años. El economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el español José Juan Ruiz Gómez, confirma en Sao Paulo estas expectativas. Para lograrlo, considera que es clave que en la próxima década los países de la región implementan reformas que sitúen su productividad en los niveles actuales de Estados Unidos, en cuyo caso, cada nación aumentaría 1,8 puntos su crecimiento anual.
«La tasa de crecimiento se aceleraría 1,8 puntos, y en vez de crecer al 3 % anual, volveríamos a crecer durante los próximos diez años al 4,8 %», observa.
De acuerdo con Ruiz, este escenario de mejora de la productividad provocaría un proceso de integración regional que, a su vez, produciría un «bono adicional» de crecimiento de 0,8 puntos, lo que situaría la tasa anual de la región en el 5,6 %.
Para el representante del BID, los principales factores que sitúan la productividad en niveles «bajos» son el «altísimo grado de informalidad» (economía sumergida), la fragmentación de las economías y la falta de acuerdos interregionales.
«La proporción de comercio entre industrias de la región se sitúa en torno al 17 %, frente al 90 % del Nafta (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y el 80 % de la Unión Europea», precisó.
Para subsanar el déficit de productividad, Ruiz habló de la necesidad de apostar por una educación de «calidad», centrada en la potencialidad del capital humano, la importancia de una reforma fiscal, así como la imprescindible inversión en transporte en una región con un «brutal» déficit en infraestructura.
Según explicó, «América Latina invierte hoy en infraestructura 2,5 puntos de su PIB, frente a los 6 que destinan los países asiáticos».
Respecto a la medida en que la mejora de la economía estadounidense puede afectar en América Latina, Ruiz aseveró que el crecimiento del país norteamericano influye «positivamente» en el de la región, aunque precisó que puede tener algunos aspectos negativos derivados de la consecuente retirada de estímulos monetarios.
Según el economista del BID, pese a que la reducción de los estímulos aumenta el tipo de interés y por tanto, el coste de acceder a los mercados internacionales, este escenario no afecta a América Latina «tanto como ocurrió en el pasado».
«En el pasado, cuando se producían situaciones en las que el tipo de interés internacional subía, América Latina tenía dificultades para endeudarse fuera y parte del capital que estaba dentro salía porque los fundamentos de la región eran malos», sostuvo.
Actualmente, sin embargo, «la situación no es tan arriesgada» debido a la «mejora de los fundamentos económicos como región» y a la entrada de la inversión directa. Por último, recordó: «Una gran parte del capital que ha entrado en la región en los últimos tiempos no es deuda, sino inversión directa. América Latina ha estado recibiendo durante una gran parte de los últimos diez años flujos de inversión directa que equivalen a 3 puntos del PIB de la región».